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Los restauradores de la Capilla Sixtina ignoran aun si fueron destruidos o no los desnudos de Miguel Ángel

En 1989 se iniciará un estudio para comprobar el estado real de los frescos de 'El juicio final'

El restaurador jefe de los museos vaticanos y responsable del equipo que inició en 1980 la limpieza de los frescos de la Capilla Sixtina Gianluigi Colalucci, considera inútil la polémica sobre si se recuperarán o no los desnudos pintados por Miguel Ángel en El juicio final , el gran fresco (200 metros cuadrados) del altar mayor, porque, explicó a este diario, "no sabemos aún si Volterra los destruyó para pintar las figuras vestidas o se limitó a pintar sobre las realizadas por Miguel Ángel; por tanto, es una discusión ociosa". El próximo año, cuando ya falte poco para finalizar la restauración de la bóveda, se realizará un estudio para averiguar el estado exacto de los frescos del altar mayor y se preparará el programa de actuación, que incluirá la construcción de un enorme andamio vertical para la limpieza de El juicio final. A partir de este estudio se decidirá qué se hace con los famosos desnudos.

"Hasta que sepamos exactamente cómo están es inútil plantearse problemas. Vamos haciendo las cosas paso a paso", afirma Colalucci. De todas maneras, en el caso de que los famosos desnu dos hubieran sido destruidos por Volterra, podrían ser reproduci dos de nuevo, ya que una tabla conservada en el Museo Capo di Monte, en Sicilia, reproduce exactamente la escena del juicio final. "Es el único documento que se conserva, y en él aparecen desnudas las figuras, tal como las pintó Miguel Angel. Por ello, sa bemos perfectamente cómo han sido las intervenciones de Volterra; lo que no sabemos aún es si destruyó las pinturas originales o se limitó a pintar encima". La de cisión de recuperar o, en su caso reproducir los desnudos no se tomará hasta que los restauradores del Vaticano hayan investigado el estado de los frescos, en el plazo de un año, más o menos.A Colalucci le molestan las polémicas sobre si será el Papa quien decida sobre los traídos y llevados desnudos. "Nosotros opinamos que es un problema técnico y no moral. Además, centrar esa discusión en El juicio final es un falso problema. Toda la bóveda de la Sixtina está llena de desnudos y no pasa nada"

Los ropajes pintados en los desnudos de El juicio final fueron realizados por Daniel Riciarelli de Volterra, en 1564, casi en las mismas fechas en que moría Miguel Ángel. Este pintor fue conocido desde entonces como Il Braghetone, por su misión de cubrir las partes púdicas, cumpliendo órdenes del papa Sixto IV.

Situación actual

Colalucci, que fue entrevistado por este diario en Andorra, donde ha impartido, junto a otros especialistas, un curso de restauración patrocinado por la conselleria de Educación y Cultura del Principado, explica que los restauradores de la Capilla Sixtina acaban de finalizar la limpieza de las escenas del profeta Daniel y de la separación del agua y el cielo, en la bóveda, y que en la actualidad se está instalando el andamio para restaurar la creación de'los astros. Está previsto, según Colalucci, que la limpieza de la bóveda finalice en un año y medio aproximadamente. En 1990 se iniciará la restauración de El juicio final. La limpieza completa de la Capilla Sixtina acabará en 1993.

Finalizada la restauración, se prevé instalar medidas de conservación. "Hasta ahora, no hay nada, sólo calefacción en invierno", explicó Colalucci. "El proyecto prevé un sistema de climatización para que los niveles de temperatura y humedad sean los más adecuados para la conservación de los frescos". No está previsto, por otra parte, reducir el número de visitantes (unos 20.000 diarios), "ya que la capilla tiene un cubicaje enorme".

Para los miles de fieles turistas que, a lo largo de los años y de los siglos, han contemplado extasiados la escena de La creación de Adán, la restauración de la Sixtina significará un desencanto: los dedos de Adán y del Padre Eterno no se han tocado jamás; la imagen de que se rozan, con todos los significados metafísicos que se han dado al hecho, es producto de la imaginación. En 1565 surgieron las primeras grietas en la bóveda y se produjo una primera intervención. "Se produjo un movimiento en la bóveda, y cayeron pequeños trozos de los, frescos; quedaron afectados, por ejemplo, los dedos de Adán. Carnevale fue el encargado de reconstruir las tres falanges de Adán, y las pintó siguiendo la misma técnica al fresco y reproduciendo exactamente el original de Miguel Ángel. Los dedos pintados por Carnevale, exactos a los de Miguel Ángel, no tocaban, ni siquiera rozaban, los del Padre Eterno". Así fue y así queda tras la restauración actual.

Un caso patológico

"La Capilla Sixtina", explica Colalucci, "es un caso patológico; la mayor parte de la gente ve lo que quiere ver, que los dedos se tocan. Y no es cierto. De todas máneras, no es grave, ya que a 20 metros de distancia no se nota demasiado y los turistas podrán seguir soñando".

La decisión de restaurar la Capilla Sixtina no la tomó el Papa, como ha podido creerse, sino por una comisión integrada, entre otros, por el director general de los museos vaticanos, por el responsable de restauración, químicos y asesores. "Es la comisión técnico-científica que se encarga de velar por la conservación del patrimonio artístico del Vaticano", dice Colalucci. "En el caso de la Sixtina, no ha intervenido nadie más en la decisión. Y se decidió la restauración por cuestiones de conservación yestéticas, no comerciales. No es un negocio como ha hecho pensar la presencia de los japoneses". Una televisión japonesa filma todo el proceso a cambio de los derechos de explotación de las imágenes y del pago al Vaticano de tres millones de dólares.

Cuestión de gustos

La polémica sobre la conveniencia de realizar la restauración de la Capilla Sixtina ha remitido bastante, aunque, según Colalucci, "volverá a abrirse en cuanto finalice la limpieza de la bóveda". "En el fondo", añade, "es cuestión de gustos". Hay quien prefiere ver mugre enganchada con una vieja capa de cola, opina Colalucci, creyendo que ahí está todo el misterio, todas las sombras del pintor, a un Miguel Ángel auténtico, lleno de color.Tras la restauración, la Sixtina parecerá más amplia, explica Colalucci. "La primera impresión será la del color, el gran descubrimiento del color de Miguel Ángel. Después de la limpieza, se podrán ver las intervenciones arquitectónicas de Miguel Ángel en la bóveda y que no se veían a causa de la suciedad. Y el resultado final ofrecerá una situación nueva, la Sixtina parecerá tener más espacio".

La polémica, recuerda el responsable de la restauración, se inició en 1983. "Un pintor norteamericano, que se decía muralista, me envió una carta acompañada de una hoja de una revista en la que se reproducía una luneta restaurada. Sobre ella había colocado un papel transparente, lleno de flechas e indicaciones: 'Aquí había una sombra y ha desaparecido; aquí había tal detalle y ahora ya no está', y así, guiándose sólo por el recorte de una revista. Le contesté que era muy complicado explicar el proceso de restauración y que le invitaba a viajar a Roma para verlo allí mismo. No me respondió, pero se inició una campaña de firmas e incluso llegaron a escribir al Papa, diciendo que yo no había dado respuestas satisfactorías. Y así fue creciendo".

Colalucci, no obstante, rompe una lanza a favor de los detractores: "La restauración es un proceso lento, y quienes la han visto sin acabar no pueden tener ni idea de cómo será el resultado. Cuando se iníciala limpieza se rompen todos los esquemas, se rompe el equilibrio. Los restauradores sabemos que se recuperará, pero ellos no lo saben. Esto no justifica, sin embargo, que quien no entiende opine sobre ello".

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