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FERIA DE GUADALAJARA

El peor toreo moderno

Mientras la plaza atronaba denuestos por la indecorosa presentación y la sospechosa invalidez del ganado, un sector de afición cantaba la vaca lechera. Ocurrió en varios toros pero sólo el tercero fue devuelto al corral.Salió a buscarlo, resignado y famélico, el cabestraje berrendo, a uno de los pupilos le tiró el, toro-vaca tal viaje que de poco lo desbarata, otro gigantesco y huesudo paró en medio, izó el rabo, descubrió la canal, despatarró sin rebozo y evacuó con tanta largueza y gusto, que los areneros colmaron de cagallón varias seras. Lo celebró el gentío. Lo celebró , pues entre la muestra antológica del peor toreo inventado por la moderna tauromaquia, que se estaba viendo, y el desahogado cabestro, este, por lo menos, no disfrazaba la plasta. Al cabestro lo llamaban Rambo.

Sánchez / Cepeda, Litri, Niño de la Taurina

Cinco toros de Ramón Sánchez, sin trapío ni pitones e inválidos; 6º, sobrero de El Torero, serio. Fernando Cepeda. dos pinchazos, otro hondo, rueda de peones, estocada atravesada que asoma -aviso con retraso- y cuatro descabellos (silencio); pinchazo, media perpendicular delantera caída y dos descabellos (silencio). Litri: pinchazo, otro y media atravesada perdiendo la muleta, rueda insistente de peones y descabello (silencio); bajonazo descarado (silencio). Niño de la Taurina: pinchazo, estocada atravesada que asoma, cuatro descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio); espadazo bajo enhebrado, descabello y estocada baja (algunas palmas).Plaza de Guadalajara, 15 de septiembre. Segunda corrida de feria.

Transcurría la corrida bajo los efectos del frío polar, nubarrones poniendo grisuras en el coso, viento peleón y la mirada atónita de un público que no acababa de entender cómo se puede torear tan mal. Porque sí, cuando aparece el toro asilvestrado con intención de comerse a los toreros por las zapatillas, admite la gente que cause inquietud en el más pintado coletudo. Pero cuando salen toros sin trapío, inválidos y mochos, según era el caso ayer, y son diestros bien placeados quienes se ponen delante, que sean incapaces de torearlos resulta incomprensible.

Trapaceo

Tiene fama de valiente Litri y las vacas lecheras le hacían correr. Sin sitio para practicar el tremendismo, carecía de recursos técnicos y practicaba un frenético trapaceo a distancia. Tiene fama de muy instruido en tauromaquia Niño de la Taurina y no acertaba a resolver los problemas de unas embestidas que esta vez no estaban aborregadas, aunque banderilleó fácil, cuajó algunos ayudados y redondos de buen corte. Tiene fama de estilista Fernando Cepeda y resultó ser un vulgar pegapases.Abrió plaza un dócil cebón sin pitones ni retranca, con la fuerza justita para embestir. Es decir, para el toreo, un momio. Cepeda lo entendió así, brindó al público, se dispuso a hacer faena, la faena duró una eternidad, y cuando terminó aún no había empezado a torear. Todo eso de citar fuera de cacho, adelante el pico, la suerte descargada, rectificar terrenos en los remates, lo ejercitaba Cepeda con tenaz insistencia. En el cuarto repitió el destajo, con mayor crispación.

Una corriente de delirio que convierte a mediocres pegapasistas en paradigmas de finura, si no es en maestros, está deformando buenos toreros. Fernando Cepeda, quede novillero bordaba el toreo, es uno de ellos.

Por hacer caso del delirio, por consejo insensato o por desafortunado mimetismo, se ha hecho pegapasista también. Aquella torería innata y aquel arte para interpretar en pureza las suertes que le dieron categoría en su etapa novilleril, ahora, de matador, habrían barrido a casi todas las figuras inventadas. Y, sin embargo, es uno de tantos, ayer no de los buenos y además aburrido.

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