Los dos cosmonautas que permanecían en órbita aterrizaron ayer, al tercer intento, en la URSS
La nave espacial soviética Soiuz TM-5 logró aterrizar ayer en territorio soviético con un día de retraso sobre el programa previsto, tras haberlo intentado sin éxito dos veces con anterioridad. Los tripulantes, el soviético Vladimir Liajov, de 47 años, y el afgano Abdul Mohamed, de 29, que mostraron gran sangre fría, se encontraban bien, anunció el centro de control de misiones tripuladas de la Unión Soviética.
El director adjunto del vuelo, Viktor Blagov, señaló ayer que Liajov, condecorado junto a Mohamed a su vuelta a la Tierra, había mantenido una impresionante sangre fría a lo largo de la aventura. También señaló que la tripulación de la Mir pasó la noche en blanco en constante contacto con el centro de vuelo hasta conocer el feliz desenlace.Una serie de fallos en las maniobras de reentrada en la atmósfera dejó el martes a los astronautas en órbita de la Tierra con oxígeno para solo 48 horas, en una tensa situación que determinó incluso el ofrecimiento de ayuda por parte de la agencia espacial norteamericana NASA. Esta ayuda fue rechazada por los soviéticos por considerarla innecesaria.
El aterrizaje tuvo lugar a las 4.50 horas, hora de Moscú (2.50 hora española) en la república centroasiática de Kazajstan. La nave empezó a frenar a las 4.01 horas y el módulo de descenso se separó, del compartimento de servicios y llegó a la superficie en un descenso guiado por ordenador y, finalmente, suspendido de un paracaídas.
Las complicaciones en el viaje dé vuelta de la Soiuz TM-5 desde la estación espacial Mir comenzaron en la madrugada del martes, cuando el equipo automático de la nave falló en las primeras maniobras de descenso, en la frontera de la luz y la sombra, explicó ese mismo día el veterano cosmonauta Alexander Alexandrov. El fallo de un sensor despistado por los rayos del Sol hizo que el motor que frena la nave en el descenso se pusiera en marcha con retraso, por lo que fue parado manualmente por los cosmonautas para impedir un aterrizaje no planificado en una zona de China. Tres horas más tarde, los cosmonautas, bajo la dirección del centro de control, intentaron el aterrizaje, pero el motor funcionó solo 6 segundos en vez de los 230 segundos necesarios, debido a que no había sido reprogramado tras el primer fallo. El centro de control decidió entonces retrasar 24 horas un nuevo intento de aterrizaje.
Las dificultades de la nave se hicieron públicas a lo largo del martes, en una política de transparencia informativa que contrastó con el secretismo que rodeó hasta hace pocos meses las actividades espaciales soviéticas. Los dos cosmonautas habían llegado hacía una semana a la estación Mir en compañía del médico Valeri Poliakov, a bordo de la Soiuz TM-6. Tras cumplir su misión, cambiaron de nave para el regreso a la Tierra, dejando a Poliakov a bordo de la Mir para vigilar la salud de los dos cosmonautas que permanecen en ella desde principios de año.
Catástrofes
Otras misiones espaciales, tanto norteamericanas como soviéticas se han visto afectadas por el fracaso, con saldo de víctimas mortales, o por momentos de gran angustia. En abril de 1971, a los dos días de su lanzamiento, el Apolo 13, camino de la Luna, fue afectado por una explosión que dañó sus sistemas. Los tres tripulantes se trasladaron al módulo de descenso lunar para sobrevivir mientras la nave circundaba la Luna y emprendía el regreso a la Tierra, donde llegó sin mayores problemas mediante la utilización del cohete del módulo lunar para dirigir el descenso. También en 1971 tres cosmonautas soviéticos se asfixiaron al volver a la Tierra cuando se abrió un boquete en su nave al desprenderse de la parte no necesaria para el regreso.
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