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Los 'no alineados' hacen autocrítica sobre la efectividad de su movimiento

Ángeles Espinosa

"Debemos ser actores que participen activamente y formen parte de la máquina de la historia, en vez de víctimas pasivas de las decisiones tomadas por otros en nuestra ausencia", pidió ayer el ministro de Asuntos Exteriores de Zimbabue, Nathan Shamuyarira, en el discurso de apertura de la Conferencia de Países No Alineados en Nicosia. El representante africano, cuyo país ostenta la presidencia del movimiento, realizó una severa autocrítica sobre los procedimientos y efectividad de sus trabajos.

Tras esta intervención, George Vasiliu, presidente de Chipre, la república anfitriona de la conferencia, dio la bienvenida a los asistentes e inauguró oficialmente las sesiones que hasta el próximo sábado se desarrollarán en esta isla mediterránea.El llamamiento de Shamuyarira para que los no alineados se esfuercen en participar en las tomas de decisiones internacionales, reflejaba el clima que ha precedido a esta reunión. Durante los días de consultas previas, que han servido a las 92 delegaciones desplazadas a la capital chipriota para preparar el encuentro de sus ministros de Asuntos Exteriores, las conversaciones de pasillos se han centrado precisamente en las mismas críticas que ayer recogía el delegado de Zimbabue.

"Nuestras actividades, en el área de la cooperación Sur-Sur debieran incrementarse con la organización de hechos concretos y, periódicos", recomendó finalmente el ministro zimbabuo desde la experiencia obtenida en los dos años de presidencia del movimiento. Shamuyarira se preguntó, y preguntaba al resto de los delegados, qué sentido tienen sus extensas declaraciones, que nadie dispone de tiempo para leer y que, por tanto, difícilmente pueden influir en la opinión internacional. Sin embargo, el mayor problema no radica sólo en el volumen y en la cantidad de los documentos, sino, como precisó el propio orador, "en el grado de credibilidad [que el movimiento alcance] en suscitar, promover y defender las posiciones que adoptemos por consenso en dichos documentos".

¿Por qué habría de respetar el mundo textos, que no influyen en el comportamiento de los miembros del movimiento?", planteó, consciente de la provocación, Shamuyarira. El ministro se refería a la falta de coherencia entre las decisiones adoptadas en las reuniones de no alineados y las posturas que luego defienden individualmente cada uno de los países en los foros internacionales.

La intervención del presidente chipriota resultó más complaciente y se convirtió en un canto a la política de no alineamiento. Vasiliu se refirió al Movimiento de Países No Alineados "como una alternativa viable a la política de bloques y una fuerza moral guiada por sus principios fundamentales, que se encuentran en la línea de los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas". Ambos intervinientes repasaron la lista de conflictos regionales que, en las sesiones a puerta cerrada que se iniciaron seguidamente, va a estudiar el plenario de la conferencia.

Descolgados

"El movimiento tiene que cambiar", manifestó a EL PAÍS un delegado suramericano, en consonancia con el discurso de apertura. El interlocutor reconoció que, después de la reunión de Harare (1986), los no alineados se han quedado descolgados de los nuevo desarrollos internacionales. De cualquier forma, insistió en la dificultad de cambiar el sistema de trabajo, dado que, en su opinión, "el mérito de esta organización estriba precisamente en haber logrado el documento fundacional con menos reservas". El consenso aunque en apariencia paralizante "continúa siendo la fórmula más operativa y democrática".Las principales dificultades se centran ahora en dos puntos del borrador de resolución final: los problemas de Camboya y Afganistán, dos países asiáticos ocupados por fuerzas militares extranjeras. En tanto que los principales conflictos regionales, como el de Oriente Próximo o la guerra irano-iraquí, parecen contar con una base de acuerdo, acerca de Camboya y Afganistán no se alcanza el consenso sobre las naciones que deben participar en la solución del conflicto, en el primer caso, y sobre la estabilidad en el tiempo de la actual situación, en el segundo.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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