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Entrevista:

Ibrahim Souss: "Israel tiene el orgullo de la fuerza"

En su libro 'Carta a un amigo judío', el representante de la OLP en París tiende la mano para hacer la paz

Lluís Bassets

Ibrahim Souss, representante de la OLP en Francia, es un caso singular en la diplomacia palestina. Músico, poeta y escritor, este intelectual de salud frágil habla con un inconfundible tono pasional y dialogante, propio de los espíritus cultivados y sensibles. Ha expuesto sus ideas sobre la intifada (el levantamiento popular contra la ocupación de Gaza y Cisjordania) y sobre la evolución de la opinión pública israelí en un libro de reciente aparición en España, Carta a un amigo judío, que ha publicado, precisamente, Mario Muchnick, un amigo judío de Souss.

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En estas declaraciones, el representante de la OLP expresa sus opiniones sobre los últimos acontecimientos ocurridos en los territorios ocupados.Pregunta. ¿Cuáles son las salidas a la nueva situación creada por la decisión de Hussein de Jordania de abandonar la administración de Cisjordania?

Respuesta. La OLP está estudiando la nueva situación y se definirá en el Consejo Nacional Palestino, que se reunirá a finales de septiembre. Las salidas son claras: anuncio de la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados, formación de un Gobierno provisional o de un Gobierno en el exilio, o petición a las Naciones Unidas de colocar los territorios ocupados bajo su administración. Todas estas posibilidades no están en contradicción, sino que pueden ser complementarias.

Tendencias racistas

P. ¿Es el momento de reforzar las instituciones en los territorios ocupados o de profundizar todavía más en la revuelta?R. Esta nueva fase se debe al levantamiento, a la intifida. El rey Hussein ha tomado la decisión a la luz del levantamiento, y ante una opinión pública internacional cada vez más consciente de la urgencia de una solución. El levantamiento, que ha entrado en su noveno mes, ha producido ya 250 víctimas mortales y miles de internados en campos de concentración en pleno desierto. Las decisiones políticas no están en contradicción con la profundización, la radicalización y la continuación del levantamiento. Estamos en guerra con Israel y nuestro pueblo no disminuirá la presión mientras no exista una solución a la cuestión palestina y a sus aspiraciones legítimas. La sociedad israelí manifiesta tendencias crecientes hacia el chovinismo e incluso al racismo. Según los sondeos de opinión, más del 70% de la población israelí está a favor de la expulsión masiva de los palestinos de los territorios ocupados. Amnistía Internacional y otros organismos y observadores reconocen actos de odio racista, de torturas, de asesinatos, por parte de los militares israelíes contra la población palestina. No es cuestión, pues, que nuestro pueblo se deje intimidar. Seguiremos nuestra lucha.

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P. ¿Qué plazos realistas se dan ustedes para la creación del Estado palestino en los territorios ocupados?

R. No es fácil la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados. Las cosas deben cambiar también dentro de Israel. Nosotros hemos evolucionado. Queremos la paz. Es lo que he querido explicar en mi libro Carta a un amigo judío, en el que tiendo la mano a mi interlocutor judío o israelí para que venga a hacer la paz, pero del otro lado no hay mano tendida. La clase dirigente israelí no brilla por su imaginación. Diría que más bien es muy mediocre. Me pregunto si existe un hombre de Estado israelí que tenga la valentía de abordar la paz. Tienen el orgullo de la fuerza. Son la séptima potencia militar del mundo, la primera de la región, y creen que esta fuerza puede ser eterna. No saben que están a punto de hacer un gesto de Sansón, que mató a los filisteos, pero se hundió con ellos bajo las ruinas del templo. Aunque en este caso hay una diferencia, ellos pueden suicidarse, pero no terminarán con nosotros. En todo caso, no es para mañana la creación de un Estado palestino en Cisjordania, claro. El problema de la administración del territorio puede llevar a una situación colonial típica, estilo apartheid. No estamos todavía en ello pero nos acercamos. No es ni evidente ni fácil la organización por nuestra parte de la administración de los territorios ocupados. Pero, se quiera o no, la sociedad israelí, aparte de una minoría de intelectuales muy abiertos, se acerca a un racismo antiárabe y antipalestino que lleva a formas no toleradas en la sociedad internacional moderna. De momento, el mundo cierra los ojos porque esto viene de supervivientes o de hijos de supervivientes de los campos de la muerte. Son terribles los campos de la muerte de Hitler. Pero los hijos de las víctimas explotan de forma desvergonzada los crímenes cometidos contra sus padres. ¿Hasta cuándo durará esta situación? Deben preguntárselo muy seriamente.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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