Delicada situación en Bruselas

El proceso de fijación de la contribución militar de España a la OTAN se encuentra actualmente en su fase más delicada, y los próximos meses serán decisivos para determinar la viabilidad del denominado "modelo español", según constatan en Bruselas fuentes de la Alianza Atlántica.A pesar de las vacaciones de agosto, funcionarios españoles y de la OTAN han continuado trabajando en Bruselas para resolver los innumerables problemas técnicos planteados por algunos países que desean todo tipo de aclaraciones sobre la forma en que España va a coordinar sus fuerzas con los aliados sin pertenecer a la estructura militar integrada de mandos.

Durante el mes de agosto se ha avanzado lo suficiente, según las mismas fuentes, como para que en otoño puedan aprobarse las directrices por las que se regularán los acuerdos de coordinación entre los mandos militares españoles y de la OTAN, aunque todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

El embajador español ante la OTAN, Jaime de Ojeda, viajará este mismo mes de septiembre a Madrid para presentar al Gobierno las soluciones técnicas acordadas con los funcionarios de la OTAN.

Si los ministerios de Presidencia, Defensa y Asuntos Exteriores aceptan los cambios introducidos por los funcionarios atlánticos, España estará en condiciones de presentar una propuesta formal al comité militar sobre el contenido de las directrices por las que se concretará en la práctica la participación militar española en los planes de defensa aliados.

Las denominadas directrices se han convertido en el documento básico por el que se llevará a cabo la contribución militar española. Este documento desarrolla las seis misiones que cumplirán los ejércitos españoles en su contribución a la Alianza y determina los detalles sobre cómo se llevará a cabo la coordinación.

La definitiva aprobación de tales directrices, que en principio se pensaba podían estar ultimadas el pasado mes de junio durante la sesión del Consejo Atlántico celebrada en Madrid, despejará el camino de la contribución española, y por el contrario, un mayor retraso cuestionará la propia viabilidad del modelo español.

Reticencias aliadas

Estas directrices deben ser aprobadas primero por el Comité Militar, máxima autoridad militar de la Alianza, y posteriormente por el Comité de Planes de Defensa y el Consejo Atlántico.

A pesar de que fuentes españolas insisten en que el modelo excepcional español de participación en la OTAN no peligra, se observa que los aliados son cada vez más puntillosos y reticentes a las excepciones presentadas por España como socio de la Alianza.

España, además de no participar en la estructura militar integrada, no acepta las armas nucleares en su territorio (uno de los principios sagrados de los aliados), no tiene ninguna intención de enviar fuerzas fuera del espacio geoestratégico español y al mismo tiempo se presentan delicados problemas de competencia con Portugal, Francia, Italia y Gran Bretaña, sin olvidar las susceptibilidades de Estados Unidos.

Fuentes españolas reconocen que todo el proceso de fijación de la contribución militar es mucho más complejo y difícil de lo previsto, por lo que se tardarán muchos más años en concluir las actuales negociaciones.