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La pista del general que denunció un robo conduce al 'escándalo del petróleo' en Italia

El general italiano Giovanni Meyer, de 54 años, que fue víctima de un misterioso robo el pasado sábado en una playa de Formentera, podría estar vinculado al ex general Donato Loprete, condenado en 1986 por un tribunal de Turín a seis años de prisión por estafar al Gobierno italiano más de 2.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de pesetas en el momento de la estafa) en el llamado escándalo del petróleo. Meyer mantuvo en Ibiza relaciones comerciales y personales con Iván Loprete, hijo del ex militar condenado.

El hijo del ex general Loprete, propietario de la empresa in mobiliaria Ibiservice S. A., alquiló al general Meyer una casa de la urbanización Roca Llisa, en Ibiza, donde el militar estuvo con una napolitana, Rosa Campaiolo, durante las dos semanas que permaneció en la isla. El hijo de Loprete ayudó y prestó asesoramiento a Meyer cuando éste le notificó que había sido víctima de un robo. El propio Meyer estuvo en el despacho de Loprete el martes al mediodía, horas antes de tomar el avión que le iba a devolver a Italia. Desde allí, el general hizo diversas llamadas telefónicas a su país, intentando aclarar y justificar el escándalo que se había produdido.Iván Loprete tiene nacionalidad española y vive desde hace años a caballo entre Barcelona e Ibiza. Está casado con una catalana y se dedica a los negocios inmobiliarios y de seguros. Tiene además una respetable fortuna. Loprete hijo aseguró a EL PAÍS que las relaciones con Meyer habían sido estrictamente comerciales ya que se limitó a alquilarle un chalé. Reconoció que le había prestado ayuda tras el robo, pero desmintió que sus vinculos con Meyer estuvieran relacionados con el escándalo del petróleo de Italia o con las actividades de su padre. "Hace más de cuatro años que no lo veo", aseguró refiriéndose al ex general Loprete.

Vacaciones accidentadas

Meyer tuvo una accidentada estancia en Ibiza. Para empezar, le desapareció una de sus maletas durante el viaje de llegada. Después fue protagonista del incidente de Formentera,cuando unos desconocidos se apropiaron de una misteriosa bolsa en la que en un primer momento se aseguró que había joyas e importantes documentos relacionados con la OTAN. La denuncia de Meyer a la Guardia Civil provocó un gran despliegue de fuerzas, que rastrearon la zona. Posteriormente de manera oficiosa, Meyer aseguró que todo era un malitendido y que la bolsa contenía sólo efectos personales.Las declaraciones de Meyer habían provocado ya un verdadero escándalo. El martes al mediodía Meyer abandonó la isla. En la puerta de su domicilio dejó el último rastro del incidente. En el interior de una bolsa de basura, junto a los desperdicios de un fin de semana, había un folio en el que se describía cada uno de los bienes sustraídos en la playa.

En la lista de estas propiedades se describen 22 objetos, nueve de los cuales pertenecían al general. Se hace referencia a unos cheques por valor de 50 millones de liras (unos cinco millones de pesetas), a 1.100.000 liras en efectivo, dos millones de liras en dólares, 50.000 pesetas, una máquina fotográfica y unas gafas de sol en las que aparece grabado su nombre. Según esta lista, al general Meyer se le sustrajo también un "documento personal Ministero Iterni e Ministero Difesa".

Su acompañante, Rosa Campaiolo, de 45 años, resultó la más afectada por la sustracción, según la citada lista. Además de 1.500.000 liras y de 100.000 pesetas le desaparecieron 11 joyas. Entre ellas, se encontraban cuatro pares de pendientes de oro con diamantes e icrustaciones de coral de Cartier, un collar de diamantes y oro, otro collar de oro con piedras preciosas, dos anillos de diamantes, un collar de coral con un corazón de oro y un reloj cuadrado de Cartier de oro.

La acompañante de Meyer sufrió una crisis nerviosa a raíz el robo y tuvo que ser asistida en un centro sanitario, según se deduce de una receta médica localizada en el interior de la bolsa de basura.

A las doce de la noche del sábado, mientras las fuerzas de seguridad se desplegaban por la isla buscando un misterioso motín robado a un general que aseguraba ser un espía del Gobierno italiano, la pareja regresaba a Ibiza a bordo de una lancha de urgencia municipal.

El Juzgado de Instrucción Ibiza hubiera deseado llamar a declarar al general italiano, pero éste desapareció el martes al mediodía, antes que pudiera ser citado. El juez que instruye las diligencias tiene pensado enviar a Italia una comisión rogatoria, para tomar declaración al militar.

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