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Se allana el camino hacia el referéndum en el Sáhara

Marroquíes y saharauis dieron ayer en Ginebra su visto bueno al plan de paz propuesto por el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, para el logro de una salida pacífica al conflicto que se prolonga en la ex colonia española del Sáhara occidental desde hace 12 años. Con ello comienza una nueva fase del proceso de paz que tiene como objetivo el establecimiento del alto el fuego y la celebración de un referéndum de autodeterminación. El punto más controvertido que queda ahora por aclarar se centra en la permanencia de un contingente militar marroquí en las zonas del Sáhara bajo control del Gobierno de Rabat.

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El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Abdelatif Filali, fue el primero en ser recibido por Pérez de Cuéllar, a quien entregó la respuesta de su Gobierno: un "acuerdo de principio" a la propuesta de paz. Media hora después, el secretario general recibió a Mustafá Bechir, número dos del Frente Polisario, quien también le entregó la respuesta positiva de los independentistas saharauis a la oferta, pero con "condicionantes".Las observaciones entregadas por ambas partes son el resultado del período de reflexión que ha seguido a la entrega por parte del secretario general de la ONU, el pasado día 11 en Nueva York, de su propuesta a marroquíes y saharauis. En esa ocasión, Pérez de Cuéllar solicitó a ambas partes que le entregaran sus respectivos comentarios antes del día 1 de septiembre.

Según declaró Francois Gluliani, portavoz de Pérez de Cuéllar, "esos comentarios y anotaciones se tendrán en cuenta cuando el plan se ponga en práctica". Giuliani subrayó que el secretario general se pondrá en contacto a su regreso a Nueva York con el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -el único capacitado para aprobar decisiones de carácter militar- a partir del próximo 12 de septiembre.

Pérez de Cuéllar intentará entonces constituir "la parte militar y civil de las Naciones Unidas" que será destinada a la zona en conflicto para hacer posible la puesta en marcha de la operación para la celebración de la convocatoria.

Giuliani subrayó la esperanza del secretario general de la organización internacional de que este proceso pueda ponerse en marcha antes de finales de este año.

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Tanto marroquíes como saharauis han aceptado que el censo realizado por la administración colonial española en 1974 sirva como base para la confección de las listas de votantes en el futuro referéndum.

"El documento fue estudiado profundamente por mi Gobierno y decidimos aceptar el acuerdo de principio", dijo Filali poco después del encuentro con Pérez de Cuéllar. "Aceptamos el censo español de 1974; no solamente lo aceptamos sino que fue nuestra propuesta", aseguró.

Los saharauis también ratificaron su acuerdo en este punto de la negociación al afirmar Mustafá Bachir que el "Frente Polisarío acepta como base el censo y la identificación de los saharauis realizados por los españoles un año antes de su marcha del territorio".

La polémica de la retirada

Uno de los puntos más controvertidos, sobre el que se supone han vertido el grueso de las observaciones apuntadas por las dos partes envueltas en el conflicto y que constituirá la parte más delicada de la nueva fase del proceso de paz, es el del futuro de las fuerzas militares, colonos y miembros de la administración marroquí estacionados en las zonas del Sáhara Occidental bajo control de Rabat.Los saharauis, que han considerado la retirada total de los contingentes marroquíes previa a la celebración del referéndum como un punto sobre el que no era posible transigir, han cedido en este aspecto al aceptar el principio de la permanencia de una parte de los contingentes marroquíes.

"Un gran porcentaje de tropas marroquíes debería ser retirado y la administración internacional debería constituir una administración suplente", declaró ayer Mustafá Bechir, al subrayar que "el futuro de la administración y el ejército marroquí es el punto fundamental para el Frente Polisario".

Los saharauis dejan en suspenso su aceptación definitiva del desarrollo de la nueva fase de conversaciones en las que se deberá fijar el alcance de las fuerzas enviadas por la ONU, establecer a que nivel llegará la presencia marroquí y fijar las condiciones que garanticen la neutralización de la misma.

Ambas partes coincidieron ayer en sus declaraciones en que el comienzo de la nueva fase del proceso de paz supone una aproximación a la paz, aunque, como subrayó Bachir, "quedan aún dificultades por allanar".

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