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El Ejército libanés, acuartelado ante la elección presidencial

El Ejército libanés ha sido acuartelado y los permisos suprimidos, como medida preventiva ante las elecciones presidenciales, que se celebrarán el próximo jueves en el Parlamento. Mientras, continúa el debate sobre el papel que las fuerzas armadas, conocidas como el gran mundo, deben desempeñar en la votación. En tanto que el ministro del Interior, Abdalá Racy, de tendencia prosiria, ha pedido su participación para garantizar la calma, en el lado cristiano la milicia dominante (las Fuerzas Libanesas, FL) la rechaza.La actitud de las FL no es nueva. El pasado 20 de julio, los dirigentes cristianos ya rechazaron un plan de Racy que preveía el despliegue del Ejército tanto en el sector musulmán como en el cristiano de la capital libanesa y en sus suburbios. Poco después, el presidente saliente, Amín Gemayel, manifestó que estaba llevando a cabo negociaciones sobre el cometido que tendría el Ejercito en la protección del proceso electoral.

En una reunión mantenida el pasado domingo, la segunda en 48 horas, Gemayel, el jefe de las FL, Samir Geagea, su vicepresidente, Karim Pacraduni, y el jefe de los servicios secretos militares, coronel Simón KLasis, estudiaron la posibilidad de interferencia del Ejército que, según concluyeron, "no puede servir más que a intereses personales".

El temor de los sectores próximos a Gemayel es que el despliegue del Ejército para proteger el Parlamento, y otros puntos estratégicos de la capital se convierta en un apoyo abierto al jefe de las fuerzas armadas, Michel Aun, quien no ha presentado aún abiertamente su candidatura.

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