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Amman, dispuesto a discutir con la OLP las implicaciones de la 'cesión' de Cisjordania

Ángeles Espinosa

Jordania está dispuesta a discutir con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) las implicaciones de la ruptura de lazos legales y administrativos con Cisjordania. Al menos eso se desprende de las declaraciones efectuadas por fuentes palestinas tras la entrevista mantenida en la noche del pasado jueves entre el primer ministro jordano, Zeil al Rifa, y el jefe de la oficina de la OLP en Amman, Abdelrazak al Yehia. Ambos dirigentes concretaron, con toda seguridad, la próxima llegada de una misión de la central que dirige Yasir Arafat, aunque no ha trascendido la fecha exacta.

El encuentro jordano-palestino se produjo pocas horas después de que el Consejo de Ministros de Amman aprobara el despido de más de 20.000 empleados contratados en la orilla occidental del Jordán. Las primeras reacciones palestinas a esta medida, que había sido avanzada por los medios de comunicación, intentaron quitarle importancia. No obstante, ayer aún no se había adoptado una postura oficial al respecto, y la mayoría de los responsables de la OLP en Amman se ampararon en el descanso semanal del viernes (el domingo islámico) para no hacer declaraciones."Tenemos orden de nuestro líder de no hacer ninguna manifestación", manifestó a EL PAÍS Salim Chajim, uno de los pocos cargos palestinos que no habían salido de la ciudad para pasar fuera la jornada festiva. En la oficina de información se remitieron a hoy.

En principio, parece claro que el despido de los empleados (excluidos los religiosos y los encargados de la administración de la justicia) es el primer paso práctico de la ruptura anunciada el pasado domingo por el rey Hussein. Falta saber si a ésta seguirán otras medidas de mayor trascendencia, como la disolución de la unión con Cisjordania, recogida en la Constitución del reino, o el cierre de los pasos (los puentes Allenby y Damiá, que cruzan el bíblico Jordán), verdaderos cordones umbilicales para la orilla occidental del río. La decisión adoptada por el monarca hachemí plantea numerosos problemas legales incluso dentro de su propio país. ¿Será necesario en último extremo modificar la Constitución?

Del lado palestino, los aproximadamente 850.000 habitantes de Cisjordania, la mayoría de los cuales dispone de un pasaporte Jordano que no ha sido anulado, se encuentran inquietos sobre su futuro inmediato. De momento, la OLP parece dispuesta a asumir la responsabilidad de llenar el vacío que ha dejado la tutela jordana.

"Tenemos que continuar y podemos hacerlo", repiten fuentes palestinas cuando se les pregunta quién va a pagar ahora la factura de todos esos profesores, médicos y otros funcionarios que aseguraban la buena marcha de la vida civil en Cisjordania. El problema radica en saber si, efectivamente, la OLP va a tener capacidad para cubrir ese hueco. Lo que está claro es que no va a ser Israel, que desde 1967 ocupa esa región.

El primer ministro israelí, Isaac Shamir, ha acusado al rey Hussein de "haber entregado voluntariamente en manos de los terroristas de la OLP a los habitantes de Cisjordania". Para el líder del derechista Likud, que aseguró que su país no va a pagar los salarios de los empleados despedidos, esta decisión del monarca jordano divide a los palestinos en dos categorías: los de la orilla occidental del Jordán y los de la oriental, a partir de ahora exclusivamente Jordanos.

Cierre de una oficina palestina

[Por otra parte, un tribunal federal de apelaciones de Washington ratificó ayer la decisión del Departamento de Estado de EE UU, adoptada el pasado año, de cerrar la oficina de información de la OLP en la capital norteamericana. Según el tribunal, la decisión "no viola ninguno de los derechos protegidos por la Constitución", informa France Presse. El pasado 29 de junio, un juez federal de Nueva York estimó, en cambio, que el Gobierno de EE UU no podía cerrar la misión de la OLP ante la ONU.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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