Ironía y crítica en la exposición 'Un siglo de Prensa satírica española'
La aparición de los primeros monos en las publicaciones periódicas marcaron una nueva forma de aproximarse a la realidad. Si hasta entonces la ironía y la crítica social y política encontraban sus mejores fuentes en la Prensa escrita, la incorporación de estos monos se convirtió en el más inmediato punto de atención para el lector. La exposición Un siglo de Prensa satírica española, que se presenta a partir de hoy en el teatro Albéniz, reúne 150 ejemplos de la mordacidad del humor gráfico en España.
El humor puede ser un escape y también un arma afilada. La caricatura ha sido una de las primeras expresiones de reflexión y crítica sobre la condición humana y principalmente sobre el poder. La exposición que se exhibe en el teatro Albéniz, organizada por la Comunidad de Madrid, reúne ejemplares provenientes de colecciones privadas y se intenta con ella trazar la historia de la Prensa satírica en España.La muestra mantiene un cierto orden cronológico que empieza con Los Caprichos de Goya, aunque los primeros ejemplares de la caricatura satírica como parte de una publicación periódica empiezan con la implantación de la técnica litográfica alrededor de 1840. En 1837 aparece en Madrid Fray Gerundio, en cuyos dibujos se reproducía a los dos personajes ideados por Modesto Lafuente: Fray Gerundio y su oponente Tiraveque.
Poco después aparecieron El Fandango (Madrid, 1844), La Risa (Madrid, 1843), La Carcajada (Madrid, 1843) y La Guindilla (Madrid, 1842), todas ellas coincidiendo con la época de la Prensa romántica. Por lo general, en esta época las caricaturas aparecen como encartes centrales que acompañaban a los periódicos.
A finales de 1868 surge una auténtica eclosión de periódicos satíricos con grandes ilustradores y en algunos se utilizó por primera vez la cuatricromía, con gran calidad en algunos casos.
Surgieron, ente otros, el liberal La Flaca, en la que sobresalen los dibujos del catalán Tomás Padró, y el conservador La Gorda, publicación sin caricaturas que contaba con una de carácter erótico-, como La Hoja de Parra, Vida Galante, Flirt, Chicharrito y Cosquillas.
Auge de los diarios
En esta época comienza el auge de los diarios que empiezan a incluir tiras cómicas, caricaturas y chistes políticos, al igual que los periódicos ingleses, franceses y norteamericanos. Aparece el semanario Blanco y Negro, y luego, con Abc, se incluyen dibujos de Méndez Bringa, Medina Vera, Cilla, Xaudaró, Sancha y Mecachis.En 1915 se empieza a publicar el semanario España, que cuenta con las colaboraciones de Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Luis de Zulueta, Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, Martínez Sierra y Eugenio d'Ors, y que estuvo dirigida primero por José Ortega y Gasset y luego por Luis Araquistain. Todas ellas contaron con dibujos del que está considerado el mejor caricaturista español de este siglo: Bagaría.
Durante los años veinte, la Prensa satírica deja de limitarse a la mordacidad política exclusivamente y se amplía hacia otros campos del humor. Muchas de las publicaciones de entonces continuaron después de la proclamación de la II República, aunque surgieron otras más radicalizadas. Todos los periódicos incluían ya chistes de grandes humoristas. Con el comienzo de la guerra civil desaparece buena parte de las revistas satíricas de las diversas tendencias políticas. Durante los años de la posguerra, hasta la muerte del general Franco, no hubo prácticamente ejemplos de este tipo de prensa, aunque hay que destacar algunas como La Codorniz.
La exposición en el teatro Albéniz incluye también muestras de publicaciones de las dos últimas décadas, como Hermano Lobo, Por Favor, Muchas Gracias y, más tarde, El Jueves, Barrabás, La Jaula, H Dos O, El Cuervo y El Cocodrilo, con humoristas como Peridis, Gallego y Rey y Ortuño.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.