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El miedo como fuente del teatro

Jan Fabre y Robert Wilson explican su obra en el Festival de Teatro de Málaga

El belga Jan Fabre, joven creador teatral de vanguardia, y Robert Wilson, norteamericano, considerado como el gran clásico del teatro contemporáneo, han conversado esta última semana con el público del Festival de Teatro de Málaga sobre su obra y sus métodos de trabajo. Aunque la dirección del festival les invitó a conferenciar, el belga prefirió contestar a las preguntas del público y el tejano mostrar su trabajo mediante una selección de diapositivas. Mientras Fabre reconocía que el miedo era la principal fuente de su teatro, Wilson explicó cómo sus montajes partían de su experiencia con personas que padecen defectos físicos y problemas psiquiátricos.

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Jan Fabre, que además presentó en Málaga su último montaje, que lleva el extraño y largo título de El cristal de al interior de la cabeza se hace cristal, se autodefinió, al igual que hizo Robert Wilson, como un artista fundamentalmente visual, interesado en los colores y en las formas, en la materia y no en la abstracción. Jan Fabre, que tan sólo tiene 27 años de edad, se dedica, pese a su juventud, a la creación teatral desde hace muchos años, desde la adolescencia, y nos asegura: "Me gusta el trabajo riguroso y me siento poco atraido por los romanticismos".De que esto es cierto esto da fe su peculiar sistema de trabajo: en vez de partir del mundo de los sentimientos para, desde ellos, dotar de una identidad determinada a sus personajes, va de lo sensorial a la psicología. Ordena a sus actores que no intenten comunicarse con el público, sino entre ellos mismos. "Cuando existe un acercamiento psicológico con los actores", explica Fabre, "terminan haciendo lo que yo quiero. Y esto es conveniente, porque lo que pido de ellos es algo distinto de lo que habitualmente les piden en el teatro convencional".

Robots humanos

"Los actores", afirma Jan Fabre, "son robots humanos, y, si es prácticamente imposible comunicarse con una sola persona, ¿cómo voy a pretender comunicarme a la vez con todo el público? Cada un de los componentes del público reacciona de una forma diferente".Así ocurrió, en efecto, durante la representación en el festival de Málaga de El cristal del interior de la cabeza se hace cristal, la noche del pasado viernes. Mientras algunos espectadores aplaudían entusismados durante varios minutos al final de la función, otros aprovecharon el momento en que el telón toca el suelo del proscenio para abandonar rápidamente el patio de butacas dando la espalda al escenario.

"Como persona, creo que tengo una mente caótica", sentencia Jan Fabre para explicar que la exactidud de la forma geométrica, que él relaciona con una peculiar búsqueda del bien y del mal, le sirve para crear caos y romper los hábitos del público.

De este modo, las disposiciones simétricas en el escenario, la utilización de diversos tipos de uniformes, bien sean armaduras o bien ropa convencional o interior, la repetición de movimientos hasta la saciedad, el silencio continuado hasta que éste llega a convertirse en algo palpable, como si se tratara de algo fisico, y unos elementales pasos de ballet, sirven al creador escénico belga para lograr lo que él denomina "la exactitud geométrica" y también para crear rechazo. "El rechazo nos hace más libres", concluye Jan Fabre.

Jan Fabre tuvo una educación católica y él piensa que todavía sigue siendo católico, aunque no observe ningún tipo de práctica religiosa. Sus mayores eran muy aficionados a la zoología, y él mismo, durante su niñez, tuvo que vivir en una casa en la que pululaban todo tipo de animales, a los que Fabre llegó a odiar "porque", recuerda, "olían mal y siempre estaban sucios".

Curiosamente, en la representación de El cristal un personaje es un búho, que en un momento de la representación sobrevoló al público, causando una gran sorpresa. Aprendió a conocer los objetos cuando su padre le castigaba en un sótano oscuro y él se entretenía palpando las cosas con las manos hasta reconocerlas como tales objetos. Su obra, según afirma él mismo, es una vuelta continua a su infancia y a ese miedo tan particular de la primera etapa de la vida.

Telón tejano

Otras bien distintas son las fuentes del teatro de Robert Wilson. Su temprano interés por lo visual se debe "al impresionante paisaje de Tejas, que no he olvidado sino que siempre echo de menos". Además de la presencia de Tejas y del paisaje urbano de Nueva York, ciudad en la que entró en contacto ppr primera vez con la danza, las principales motivaciones teatrales de Wilson proceden "de un encuentro con un chico negro sordo que nunca había ido a la escuela, por un lado, y de la amistad que tuve con un joven con problemas psiquiátricos, por otro".Si en algo puede coincidir Robert Wilson son su joven colega Jan Fabre es en la extrema simplicidad que caracteriza a sus puestas en escena. En ambos hombres de teatro la luminotecnia es el principal elemento utilizado en el escenario, prescindiendo de cualquier otro artilugio.

Wilson, arquitecto que nunca estudió artes dramáticas, asegura que "la vanguardia verdadera está en el descubrimiento de los clásicos". Él mismo señala los orígenes de su obra en la tradición clásica por la relación entre el arte escénico, la arquitectura y los clásicos. "Las compañías que en los años sesenta y setenta eran vanguardistas en Estados Unidos hacen hoy teatro clásico y representan a autores como Shakespeare o Molière". Wilson trabaja en la actualidad en varios países europeos preparando los más diversos proyectos, desde una ópera sobre Las mil y una noches con Philip Glass hasta una ópera basada en el Doctor Faustus de Thomas Mann con el compositor italiano Manzoni.

Entre sus proyectos figura un trabajo escénico sobre la vida de Cristóbal Colón, que pretende realizar en Barcelona, con vistas a las celebraciones del V Centenario del Descubrimiento, en 1992. Según explicó Robert Wilson, "por el momento se trata sólo de conversaciones" con el Comité Olímpico y responsables de Cultura tanto de Madrid como de Barcelona. De llevarse a cabo, este proyecto de Robert Wilson sería financiado en forma de una coproducción entre Venezuela, España, Italia y Argentina.

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