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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Continuidad en el Banco de España

LA RECONDUCCIÓN del mandato del actual gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, por otros cuatro años representa una muestra más del deseo del presidente del Gobierno de asegurar la continuidad de los altos cargos en los puestos que ocupan. En el caso del Banco de España, la figura del actual gobernador ha sido discutida desde el partido socialista por quienes consideran que la política monetaria ha prevalecido sobre cualquier otra desde hace muchos años, lo cual no obsta para que nadie discuta la eficacia con que ha sabido desempeñar su función a lo largo de su mandato. El nivel técnico del Banco de España es perfectamente equiparable al de los bancos centrales de los países más avanzados.El protagonismo del Banco de España en la definición y la puesta en práctica de la política económica es más bien fruto de las carencias de las otras instituciones que de la voluntad deliberada del banco por ocupar un terreno que no le corresponde. En repetidas ocasiones, unas veces abiertamente y otras de manera más discreta, el propio banco emisor se ha quejado de una situación que a la larga le perjudica. En la mayoría de los países desarrollados existen diferentes centros de análisis y decisión que, desde perspectivas diferentes, contribuyen al enriquecimiento del debate económico. Los bancos centrales son universalmente guardianes de la ortodoxia monetaria, entre otras cosas porque la ley suele otorgarles la misión de velar por la estabilidad de la moneda, mientras que los departamentos de economía suelen ser más dados a preconizar la expansión económica.

En España no se da esta situación, y el Banco de España monopoliza en la práctica el debate económico. La responsabilidad en este caso pertenece a las autoridades económicas, que no han podido, o no han querido, fomentar el desarrollo de otros centros de análisis dentro de la propia Administración. Hay que reconocer, por otra parte, que la sociedad española tampoco ha sido capaz de crearlos. Se trata de un problema que hasta la fecha no parece preocupar demasiado ni a unos ni a otros, a pesar de su importancia. El partido socialista suele preferir el ejercicio indiscutido del poder al delicado juego de poderes y contrapoderes: el Banco de España se beneficia y sufre de ello al mismo tiempo.

En la etapa que se avecina, el Banco de España va a tener que hacer frente a los dificiles problemas que plantea al sistema financiero español la integración en Europa. Por una parte, la aplicación del Acta única a partir de 1993 implica que los bancos españoles deberán competir en igualdad de condiciones con los bancos extranjeros, lo cual lleva necesariamente a la abolición de los coeficientes actuales. Ello plantea de manera apremiante el problema de la financiación del déficit público y sus repercusiones sobre los tipos de interés. A su vez, estos problemas se complican por la previsible adhesión de España al Sistema Monetario Europeo, que restringirá considerablemente las posibilidades de maniobra de las autoridades monetarias, y por la liberalización de los movimientos de capital antes de 1993. Se trata de una serie de desaflos que van a requerir una buena dosis de capacidad operativa y técnica por parte del Banco de España para conducir adecuadamente este proceso. El nombramiento como subgobernador del profesor Ángel Rojo, persona de reconocido prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras, refleja el deseo de abordar con el rigor técnico necesario todos estos problemas que van a influir de manera importante en el bienestar de los españoles.

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