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RELIGIÓN

Indignación en el Vaticano por las declaraciones de Tarancón sobre el poder del nuncio Tagliaferri

Francesc Valls

Las declaraciones del cardenal Vicente Enrique y Tarancón sobre el poder del actual nuncio de la Santa Sede en España, Mario Tagliaferri, han causado indignación en altas esferas de la jerarquía vaticana, según medios eclesiásticos. El que fuera presidente de la Conferencia Episcopal Española durante la transición política manifestó hace dos semanas: "En Europa los nuncios mandan poco; en América Latina mucho, y éste aún cree que está allí", en alusión a Tagliaferri, que había sido embajador de la Santa Sede en Perú antes de ser designado para su actual cargo en Madrid.

Estas afirmaciones no han sido bien acogidas en la Secretaría de Estado vaticana -el equivalente a un ministerio de Asuntos Exteriores-, al suponer un ataque directo a uno de sus representantes. Medios eclesiásticos españoles consideran que no habrá consecuencias a estas declaraciones, ya que el cardenal no desempeña actualmente ninguna tarea jerárquica específica, al jubilarse como arzobispo de Madrid en 1983. Le sustituyó de inmediato Ángel Suquía, actual titular de la diócesis de Madrid-Alcalá.Hasta ahora ningún prelado español se había atrevido a abordar el tema del poder de Tagliaferri públicamente, si bien en privado se habían criticado determinadas actuaciones del nuncio, que, en opinión de algunos obispos españoles, actúa más como un representante del Papa que propiamente como un embajador.

Crítica desmentida

Durante una de las asambleas plenarias del episcopado celebrada el año pasado, algunos prelados criticaron en privado el discurso de Tagliaferri que interpretaron como un intento de darles consejo sobre cómo debían formar a sus seminaristas. Incluso el actual obispo de Málaga, Ramón Buxarrais, quiso someter a debate en una de las sesiones episcopales el papel que el nuncio debía desempeñar. Sin embargo, la existencia de esta crítica fue desmentida categóricamente en un encuentro que el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ángel Suquía, mantuvo con informadores religiosos.Fuera del marco jerárquico, algunos colectivos cristianos de base llegaron a declarar al nuncio persona non grata por considerar que se inmiscuía en asuntos propios de la Iglesia española, ya que se le relacionaba con la destitución del embajador de España ante la Santa Sede, Gonzalo Puente Ojea, así como del que fuera director del semanario Vida Nueva, Pedro Miguel Lamet, ambas el año pasado.

Con las declaraciones de Tarancón, ha sido un cardenal quien ha expresado públicamente lo que otros manifiestan en privado. En medios de la jerarquía se había llegado a hablar de una campaña de determinados medios informativos contra la figura del embajador de la Santa Sede. Esta opinión había sido expresada en diversas ocasiones por el presidente de la Conferencia Episcopal, así como por Fernando Sebastián, cuando ocupaba el cargo de secretario general de los obispos españoles. Sin embargo, ahora ha sido un cardenal quien se ha manifestado sobre el nuncio. La actitud del que fuera presidente de la Conferencia Episcopal no se ha limitado a sus declaraciones críticas hacia la política que se desarrolla desde la nunciatura.

Incompetentes

Hace dos semanas en las páginas de Vida Nueva, el cardenal arremetió contra la promoción de personas "sumisas" y "mediocres", tanto en la sociedad como en la Iglesia, especialmente aquellas que ocupan cargos eclesiásticos de responsabilidad. El arzobispo dimisionario de Madrid comentaba en la citada colaboración: "Puedo juzgar de las consecuencias que se siguen para la vida de la Iglesia y para la eficacia de la gestión evangelizadora, cuando se rebajan los niveles de selectividad y ocupan cargos de gran responsabilidad personas incompetentes que con la mejor de las intenciones -no tengo por qué dudarlo- han puesto en verdaderos aprietos -interna y externamente- a la comunidad de los creyentes y le han hecho perder su credibilidad delante de los no creyentes"."No puedo justificar que se prescinda de la competencia para premiar la fidelidad o se ascienda a los mediocres para evitar conflictos o contestaciones", añadía en su artículo.

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