El volcan de Lanzarote, congelado
El Cabildo reduce a 80.000 camas turísticas las 600.000 previstas en la isla hasta el año 2000.
En Lanzarote ha estallado el volcán. El Cabildo de la isla ha dado luz verde a un plan de ordenación que limita en 80.000 camas hoteleras el crecimiento turístico de su territorio con vistas al año 2000, frente a las 600.000 previstas hasta ahora. Esta medida de urgencia, que deberá ir acompañada de una inversión pública y privada de 180.000 millones de pesetas, ha sido consensuada con los ayuntamientos afectados, a pesar de aIgunas voces discrepantes. Ecologistas e intelectuales opinan que se trata de un remedio descafeinado, mientras los grandes inversores de capital multinacional prefieren guardar silencio y apelar al criterio de los tribunales.
La población se debate entre el deber moral de salvar la isla y la tentación de convertirse en nuevos ricos y las autoridades sellan un pacto de honor para hacer respetar un acuerdo cogido con papel de fumar.El artista César Manrique, el padre de la utopía del turismo ecológico de Lanzarote, ha lanzado un ultimátum y amenaza con abandonar la isla. Su poder carismático comienza a ser contestado por los que él acusa de especuladores.
El Lanzarote de hoy, colonizado por colmenas de hormigón y oleadas de turistas de bajo poder adquisitivo, no es el que se propuso el artista en 1968, cuando animó a las autoridades de aquel entonces a poner en marcha un proyecto que combinara la fuerza telúrica de un paisaje de lava con un negocio hotelero controlado y estético.
Manrique comprueba que sus sueños ruedan por tierra. Unas recientes declaraciones suyas a la revista alemana Der Spiegel han levantado ampollas entre los empresarios de Lanzarote.
Taparle la boca
El pintor ecologista responsabilizó a las autoridades y a los inversores de estar dando muerte a la isla. En una reciente reunión del Patronato Insular de Turismo fue recriminada su actitud por considerar que le está haciendo un flaco favor a Lanzarote. Uno de sus miembros sugirió comprarle un cuadro o darle una medalla para taparle la boca.
Manrique ha contestado que son antidemócratas los que piensan callarle de esa manera y ha calificado como "buitres y bandidos" a quienes "comercian con el suelo de la isla sin escrúpulos".
En su rabieta ha llegado a convocar a sus vecinos para que se manifiesten contra "este abuso". "Los empresarios no estamos en contra del plan de ordenación, pero sí nos parece mal que César se dedique a desprestigiar en el extranjero nuestra isla", declaró Francisco Sanginés, presidente del Patronato de Turismo y de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Lanzarote.
Lanzarote ha dado un giro radical en un, solo lustro. La sociedad rural y atrasada de los últimos 20 años, que vivía de la agricultura y la pesca, se apoya hoy casi exclusivamente en el turismo.
Entre los años 1983 y 1986 el número de visitantes creció un 222%. El ritmo con que aumenta su producto interior bruto (PIB) es comparable, según los especialistas, al de la España desarrollista de la década de los sesenta. Un plan insular aprobado en 1973, y ahora suspendido durante seis meses, fue la base del caos; en él se establecía una previsión de 600.000 camas.
El consejero de Política Territorial del Gobierno de Canarias, Augusto Menvielle, considera que la decisión de suspender este plan adoptada días atrás por el Ejecutivo "es una de las primeras medidas encaminadas a controlar el crecimiento desaforado del turismo". La isla posee 40.000 camas hoteleras en la actualidad.
A los desajustes provocados por el desequilibrio entre el aumento en cascada de la oferta turística y la insuficiencia de servicios e infraestructura (escasez de agua, cortes de fluido eléctrico, colapsos en su aeropuerto y redes viarias en precario) se une el impacto sociocultural que está produciendo la afluencia de inmigrantes de la Península y el extranjero atraídos por su florecimiento económico (Lanzarote es, desde 1986, un auténtico polo de creación de empleo).
El avance del nuevo plan insular, redactado por el gabinete de Madrid Arquitectos Urbanistas e Ingenieros Asociados (AUIA), advierte que, de no ponerse freno a esta carrera desarrollista desenfrenada, los habitantes autóctonos representarían menos de la mitad de los residentes y no más de un cuarto de la población de hecho. "Queremos evitar que la población local se convierta en minoría", indicó Menvielle.
"Estoy aterrorizado, nuestro pueblo ha perdido la identidad y el proceso es irreversible. Ya lo dije, lo de la reducción de 80.000 camas es como las rebajas de los grandes almacenes. Lo cierto es que nuestra gente está sufriendo una fuerte transculturización. La prostitución y la delincuencia ganan terreno mientras nuestros jóvenes pierden sus raíces propias y cambian la cultura de la lava por la de la discoteca. Tenemos autoridades que son unos cantamañanas, que se dejan seducir por los castillos de naipes de los señores de negocios", declara Agustín de la Hoz, conocido antropólogo lanzaroteño.
La fiebre del oro
La fiebre por el oro fácil del turismo ha contagiado también a la población. En bares, plazas y en el seno de los hogares no se habla de otra cosa que de "a qué precio vender el trocito de tierra".
En este contexto no deja de ser un hecho aislado el ejemplo de una familia con arraigo que se ha resistido a la tentación de "soltar a buen precio" sus fincas dedicadas al cultivo de la cebolla, venciendo, según confiesa uno de sus miembros, el atractivo de cifras millonarias. El metro cuadrado en primera línea puede costar aquí hasta 100.000 pesetas y el de suelo construido hasta dos millones.
Algunos nativos han hecho fortunas con este negocio. Son los casos del constructor y alcalde de Yaiza, Honorio García, y los hermanos Rosas. Estos últimos son motivo de admiración popular por haber levantado un imperio desde abajo, acarreando agua con un burro.
El plan insular ha sido bien recibido por los ecologistas, pero no despierta pasiones en este colectivo, porque, en su opinión, no garantiza la calidad de vida del pueblo lanzaroteño en el futuro.
"La inversión que se necesitaría para evitar el impacto negativo de las 80.000 camas previstas no se llevará a cabo nunca suficientemente", señala Mario Alberto Perdomo, vicepresidente de la Asociación Cultural y Ecologista de Lanzarote El Guincho. Éste es uno de los grupos que se muestran más activos en favor de la conservación de la isla.
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