El convenio de la empresa Fiat rompe la unidad sindical en Italia
El convenio de los 170.000 trabajadores del sector automovilístico de Fiat, firmado a las dos de la madrugada de ayer, ha vuelto a romper dramáticamente a los tres grandes gremios sindicales, CISL, CGIL y UlL, al haber firmado el acuerdo sólo CISL y UlL, mientras que los comunistas de la CGIL se han quedado fuera.
Y eso a pesar del esfuerzo llevado a cabo por el ministro socialista del Trabajo, Rino Formica, hasta el último momento para evitar la ruptura. El miedo, para los mismos socialistas, según el vicepresidente del Gobierno, Gianni De Michelis, es que otra vez los sindicalistas comunistas se queden al margen de la historia y haciendo añicos la unidad sindical.La anterior ruptura, en efecto, había sido durante el gobierno de Craxi, con motivo de la reducción de la escala móvil para frenar la inflación. También entonces, como hoy, no sólo tuvo lugar la ruptura de los sindicatos, sino que la misma CGIL acabó dividida en su interior, peleándose comunistas y socialistas del mismo gremio. El referéndum contra la ley del Gobierno de Craxi, promovido por el difunto Berlinguer, lo perdieron los comunistas de la CGIL, y hay quien asegura que en aquel momento empezó el declive del partido de Berlinguer.
Ahora el momento es aún más delicado si cabe, ya que los comunistas, con el nuevo secretario, Occhetto, están a la búsqueda de una nueva identidad para el partido, acosados por los socialistas, que siguen creciendo, mientras que ellos bajan inexorablemente en todas las últimas elecciones. ¿Por qué han querido, pues, de nuevo aislarse frente a un convenio tan importante que acaba siempre condicionando los de muchos otros trabajadores? Hay quien piensa que la CGIL, desde que Luciano Lama, hoy vicepresidente del Senado, dejó su liderazgo, ha perdido su fuerza de protagonista dentro de la clase trabajadora, y que un sindicato que había contado con cuatro millones de afiliados ya no sabe dialogar con las nuevas clases emergentes.
Lucha política
Los sindicalistas de la CGIL, sin embargo, afirman que se trata de un compló contra los comunistas apoyado por democristianos y socialistas, que ahora se encuentran en un período más bien idílico, al crecer juntos en todas las últimas elecciones.El secretario general de CGIL, Pizinato, ha dicho que se trata de un "atentado a la democracia", y acusa a Fiat y a los otros dos gremios, CISL y UIL, de haberles querido en el fondo excluir de la firma del convenio. Giorgio Benvenuto, secretario de UIL, socialista, ha reaccionado indignado afirmando: "Habíamos hecho hasta cartas falsas para que no se quedaran fuera de la firma. Y ahora si se quieren suicidar que lo hagan".
Lo que sí ha quedado claro en esta triste experiencia sindical es que en adelante los convenios se seguirán haciendo aun en el caso de que las tres centrales no alcancen la unanimidad. Y ello podría significar el divorcio definitivo, en la práctica, de aquella unidad sindical que tantos resultados había dado en el pasado y que tanta seguridad ofrecía a los trabajadores.
Mientras tanto, de acuerdo con el nuevo convenio, que condiciona los aumentos salariales a los beneficios de Fiat, este mes todos los trabajadores del sector del automóvil recibirán para este año de 100.000 a 150.000 pesetas más además del sueldo. En la práctica es una especie de paga extraordinaria. A los comunistas les pareció poco, o no les convenció el mecanismo nuevo. Los socialistas insisten en que en el futuro este nuevo tipo de contrato que relaciona el salario con los dividendos de la empresa se irá generalizando y que, por tanto, es inútil y antihistórico el oponerse ciegamente. -
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