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Crítica:XII FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El vivo 'bebop'

Una lección de bop y la inmensidad musical del brasileño Milton Nascimento cerraron la duodécima edición del Festival de Jazz de Vitoria. El cuarteto convocado bajo el nombre de Tete Montoliu pudo recordar que el bop ocupa la franja central del jazz de los últimos 40 años y no deja de ser nuevo. En el caso de Milton Nascimento, la calidad de su trabajo obvia el cuestionamiento de su etiquetaje en el jazz.El cuarteto nacía al pisar el escenario de Mendizorroza. Todos habían tocado alguna vez con algunos de los demás, pero jamás se habían encontrado como cuarteto; algo impracticable entre músicos mediocres o alejados entre sí, pero que entre gente sólida y con ganas de tocar puede llegar a ser la gran música que recibimos en este concierto.

Tete Montoliu

Con Jerome Richardson, N. H. O.Pedersen e Idris Muhanunad. Milton Nascimento. Vitoria, 16 de julio.

Entraron con Au privave, de Charlie Parker, y hasta el bis con Monk, Blue Monk, todo sonó como si llevaran cinco años tocando y fueran a seguir haciéndolo los cinco siguientes. Tete encabezaba el cartel, y no sólo fue capaz de tocar mucho y muy bien, sino también de estar igual de interesado en que también lo hicieran los demás. Protagonizó con su piano y no por el pillaje del espacio de sus compañeros.

Hace muchos años que Tete Montoliu es un gran pianista y está en un momento de su carrera que obliga a esperar nuevos saltos hacia adelante. Hace un tiempo que se ve desprendido de cierta liviandad barroca y juguetona que ocupaba antes gran parte de sus solos, para aparecer mucho más concentrado, con la energía de quien ha encontrado un verdadero ajuste de su lenguaje. Si siempre se pensó en ArtTatum para trazar su genealogía, hoy puede verse en él a una voz verdaderamente personal en la senda de Bud Power.

A lo largo de la noche el cuarteto se reducía al solo, al trío, y se amplió hasta el quinteto con la incorporación del trompetista Roy Hargrove. N. H. O. Pedersen es uno de los protagonistas favoritos de Tete y su trabajo juntos y la confluencia de sus capacidades les hace socios deseables. Idris Muliammad, alguien capaz de resolverse delicadamente en la contundencia, que se sentaba a la batería en sustitución de Aaron Scott por exigencia de ranking de bateristas por parte de Montoliu, supo enlazar en la red. Jerome Richardson es uno de esos músicos que obligan a plantearse cuánta gente interesante hay sobre el suelo del jazz. Sería difícil pensar en él en una primera nómina de saxos altos, pero hoy demuestra estar muy arriba en su instrumento. Cuando inició When fights are low y no resulta extraña, precisamente, la opción por el tema de Benn'y Carter-, enunció las baladas y los blues -también dando fuego a Mister P. C.-, a quien estábamos escuchando era a un gran músico. Toca como un bopper puro con la belleza del sonido de un swinger.

A lo largo de la noche hubo momentos por la zona de la sombra. Pedersen, en una intro a Manha de carnaval, demostró que, en su caso, la capacidad técnica viene acompañada de la misma riqueza en ideas. Cuando entraron los demás, sorprendió cómo se puede hacer algo nuevo y excitante con algo tan machacadito como esta bonita canción brasileña.

Para el trabajo en trío se eligió All the things you are, y se evidenció que muchos grandes músicos podrían y querrían tocar con esa sección rítmica. Un largo y espléndido juego de sutilezas entre Pedersen y Muhammad dio campo a que Tete lograra uno de sus puntos más altos. Fue en Mister P. C. cuando se dio entrada a Roy Hargrove, un joven trompetista, auspiciado por Wynton Marsalis, que ya lleva sobre sí mismo el estigina de la leyenda.

Se terminó con Monk, y no parecía sospechable que el bop hubiera dejado de ser una expresión radicalmente contemporánea.

Cerraba el cartel y el festival Milton Nascimento, de quien ya se ha hablado en estas mismas páginas acerca de un reciente concierto en Madrid. Su recital en Vitoria también fue prodigioso, capaz de volver a despertar hasta el baile a un público en la segunda sesión de un quinto día. Pude escuchar a Milton en Madrid y es reseñable que algunos de sus temas, entre ellos un increíble Ponta de areía, recibieron un tratamiento completamente distinto. También Milton fue uno de los grandes y justos triunfadores de este festival.

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