Un alto precio
El atentado contra el City of Poros es un duro golpe a la economía nacional griega, cuyo principal recurso es el turismo -dos mil millones de dólares y ocho millones de turistas el año pasado- así como para la imágen política de una Grecia criticada en el pasado por los norteamericanos por su laxitud en la lucha contra el terrorismo.Los griegos recuerdan, tristemente, el mes de Junio de 1985 cuando shiíes libaneses desviaron un avión de la compañia norteamericana Trans World Airlines (TWA) desde Atenas hasta Beirut, donde fue asesinado un estadounidense.
El Gobierno de Atenas entregó entonces a Argel a uno de los miembros del comando que había sido detenido y de esta forma evitó complicaciones en su territorio.
La cólera de los norteamericanos fue instántanea, la Administración Reagan advirtió a los ciudadanos estadounidenses que no debían viajar a Grecia.
Las consecuencias fueron dramáticas para el país mediterráneo, hubo un descenso de turistas de EE UU, la pérdida de divisas fuertes costó caro a este país que había reforzado, de forma considerable, las medidas de seguridad en el aeropuerto de Atenas.
Grecia ha sido criticada también por sus aliados de la OTAN dadas sus simpatías proárabes, de forma especial con el régimen sirio de Hafez Assad y con el líder libio, Muammar Gaddafi.
Grecia es el único país de la CE que mantiene relaciones diplomáticas con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), desde diciembre de 1981 y no ha reconocido de derecho al Estado de Israel.
Sin embargo, ante los numerosos actos terroristas registrados en Grecia con su origen en Oriente Próximo, el gobierno de Atenas ha tomado distancia con respecto a sus amigos árabes y ha intervenido ante los embajadores de estos países para solicitarles que arreglen sus diferencias lejos del territorio heleno.
También, el gobierno de Andreas Papandreu firmó, en diciembre de 1985, un acuerdo de cooperación con la OLP contra el terrorismo.
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