Un mercenario declara ante el juez que Amedo y sus superiores están implicados en las acciones de los GAL
El miembro de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) Daniel Fernández Aceña implicó ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón al subcomisario de policía José Amedo Fouce y a sus superiores en acciones terroristas de esa banda criminal, incluyendo el asesinato del dirigente de Herri Batasuna Santiago Brouard, por el que aseguró que se pagaron 20 millones de pesetas. Fernández Aceña, condenado a 29 años por asesinato, dijo ante el juez que investiga la conexión de policías e instituciones españolas con los GAL que si se le aplicase una reinserción ampliaría sus declaraciones sobre el caso, según fuentes jurídicas.
Fernández Aceña, condenado a 29 años de prisión por el asesinato por error del ciudadano francés Jean Pierre Leiba, ocurrido el 1 de marzo de 1984 en Hendaya, estuvo declarando durante la mañana y la tarde de ayer, una vez que su condena es firme y mientras prepara un recurso ante el Tribunal Constitucional.Fernández Aceña ha sido citado también a declarar como testigo en un juzgado de San Sebastián por la desaparación de los etarras José Iganacio Lasa y José Antonio Zabala. El abogado Emilio Rodríguez Menéndez ha pedido asimismo su comparecencia como testigo ante el juzgado de Bilbao que instruye el caso Brouard.
Fernández Aceña sostiene que después de la muerte del dirigente de los grupos anti-ETA Jean-Pierre Chérid, que trabajaba a las órdenes directas de Francisco Álvarez, jefe del Gabinete de Información y Operaciones Especiales del Ministerio del Interior, el subcomisario José Amedo asumió la organización de las acciones contra la organización terrorista etarra, según fuentes jurídicas.
El activista de los GAL explicó a este periódico días antes de declarar ante el juez que en diciembre de 1983 se celebró una reunión en Bilbao en la que se organizaron y planearon diversas acciones contra miembros de ETA. A dicha reunión asistieron, según el integrante de los GAL, miembros de la policía y de la Guardia Civil, y Amedo fue el encargado de organizar las acciones. Fernández Aceña tenía previsto reafirmarse en estas declaraciones en su comparecencia ante el juez. Al cierre de esta edición no pudo ser confirmado si se produjo tal ratificación. Fernández Aceña mantiene que en dicha reunión se plantearon acciones en España, y precisamente el asesinato de Santiago Brouard. El miembro de los GAL asegura que el policía José Amedo se negó en principio a organizar acciones en el interior de España, pero recibió fuertes presiones de sus superiores. La reunión a la que alude Fernández Aceña coincide con otras declaraciones del gal Mohand Talbi.
1.000 millones
Talbi ya acusó a Amedo de acciones de los GAL durante la celebración de su juicio en Francia. A la salida de la vista fue fotografiado con un papel donde había escrito "Amedo y GAL" para que fuera visto por los informadores.
Por su parte, Fernández Aceña, encarcelado actualmente en Valladolid, sostiene que sus contactos le transmitieron que existían 1.000 millones de pesetas para repartir entre "los que trabajaran bien en el sur de Francia", aunque precisa que la cifra debió de ser exagerada para facilitar los reclutamientos.
Fernández Aceña mantiene también -siempre según sus declaraciones previas- que Amedo entró en contacto con el industrial de Granada Luis Morcillo para que, a su vez, reclutase a un grupo de delincuentes comunes que llevaran a cabo el asesinato de Santiago Brouard. El industrial granadino, según señaló Fernández Aceña, reclutó a cuatro delincuentes habituales, seguros y discretos, pero uno de ellos se echó atrás.
El industrial de Granada, añade Fernández Aceña, se quedó con una gran parte de los 20 millones pagados, mientras los autores materiales debieron recibir el resto. Fernández Aceña se negó a facilitar los nombres de los autores materiales del asesinato e implicó en las acciones de los GAL al teninete coronel de la Guardia Civil Galindo, destinado en la comandancia de San Sebastián.
La enfermera de Brouard ya identificó, aunque no con toda seguridad, a Rafael López Ocaña como uno de los autores materiales del asesinato. López Ocaña, que se encuentra en libertad, aunque en paradero desconocido es el hermano de Miguel Ángel López Ocaña, el hombre que dio la pista de las armas que supuestamente se utilizaron en el asesinato.
El miembro de los GAL encarcelado en Valladolid ha manifestado a este periódico -en sus declaraciones anteriores a la comparecencia ante el juez- que "Amedo contrató a algunos mercenarios sin experiencia, entre ellos una mujer, que disparaban sin saber y han creado varios problemas".
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