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Reportaje:

Claude Lanzmann presenta en España 'Shoah', película sobre los campos de exterminio nazis

Nueve horas y media con la memoria en movimiento

Andrés Fernández Rubio

Once años tardó el intelectual francés Claude Lanzmann -ex director de la revista Les Temps Modernes, fundada por su amigo Jean-Paul Sartre- en rodar la película Shoab, de nueve horas y media de duración. Testigos judíos que se salvaron de los campos de exterminio nazis y vieron morir a los de su religión, responsables nazis de aquil proyecto de horror que por vez primera dan explicaciones técnicas ante una cámara clandestina y polacos que vivieron en los pueblos cercanos a los campos aparecen en este exhaustivo y profundo testimonio. "Shoah pone la memoria en movimiento" dice su autor.

Lo primero que pregunta Lanzmann, de 63 años, ojos azules, traje elegante a juego con ellos, es si existe algún "misterioso motivo" por el que Shoah siga inédita en España en salas comerciales y televisión, después de haberse exhibido en el mundo entero y haber gozado su trabajo de críticas entusiastas en prestigiosos medios de muy diferente signo. Inédita seguirá Shoah para muchos después de proyectarse en Madrid -a partir del lunes próximo en el cine Torre de Madrid-, ya que los subtítulos serán en francés y la versión original incluye diversos idiomas, sobre todo alemán.De ahí que el temperamental Lanzmann se devane los sesos buscando misteriosas razones y hablando como sí Shoah fuese su fantasma de la guarda. Razones tiene para tan intensa obsesión: no en vano de 1974 a 1985 su vida y su aventura de conocimiento y de peligro fue Shoah (aniquilación, en hebreo). Se nota cuando habla que el filme lo determina hasta el punto de hacerle perder los papeles, como en una entrevista para televisión hecha estos días, en la que descalificó con cajas destempladas a un periodista tras preguntarle éste su punto de vista sobre la represión judía en los territorios ocupados.

Para Lanzmann, Shoah es una no-ficción: "Lo particular, el tema, es la exterminación de los judíos por los nazis, pero lo importante es que no hay imágenes documentales. Todo ha sido rodado en el día de hoy, por eso se trata de una película del presente".

Holocausto

Ese presente ya es pasado para Lanzmann, que leyó una ingente documentación sobre el holocausto en las cámaras de gas y buscó a los supervivientes, tanto, judíos como nazis. Diez de estos últimos intervienen en Shoah: "cada nazi que aparece es un milagro". Lanzmann Hegaba a ellos, les mentía haciéndose pasar por riguroso y aséptico profesor de historia, les ponía una especie de bolsa delante -el objetivo clandestino de una cámara disimulado por estrellas defantasía que decoraban el bulto- y les pedía detaliles "técnicos, no morales". Uno de los nazis se muestra orgulloso de la precisión en el funcionamiento de la red de trenes que llegaban a Polonia y descargaban en Treblinka, Sobibor o Chelinno el ganado humano convertido luego en cenizas. Otro descubrió la cámara oculta, y Lanzmann acabó apaleado en un hospital.Los nazis destruyeron aquellos campos y plantaron árboles encima: ahora hay allí paisajes brumosos que la cámara recorre lentamente en Shoah mientras :se suceden imágenes de trenes y fríos testimonios que desgranan los detalles y muestran las raíces sobre las que creció el bosque.

"No quedan fotos, no quedan huellas, y todo el filme está hecho a partir de esta falta de rastros", dice Lanzmann. "Shoah parte de la muerte, se asienta sobre la nada basada en la nada, presenta testimonios de personas que no se encuentran ni se dan la mano, y por ello es una película imposible".

Claude Lanzmann, hijo de uno de los líderes judíos de la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial y resistente él mismo en aquel período, responde a la pregunta de por qué ha hecho este filme: "Por cabezonería; era dificil que pudiera parar una vez que empecé. Una película es siempre una guerra, y ésta fue una guerra absoluta". Añade que en su familia nadie fue deportado, por lo que no hubo razones sentimentales para iniciar Shoah. "Hay cosas que no comprendo ni yo mismo por qué las he hecho. El creador ha de contar con razones opacas. Si se es transparente, la creación es dificil. De ahí que, por dichas razones opacas, la aventura de Shoah me haya hecho cambiar".

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