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El Papa inicia hoy su segundo viaje a Austria

Juan Pablo II empieza esta tarde su 38º viaje internacional y segundo a Austria, donde permanecerá hasta el lunes. Visitará Viena, Eisenstadt, Mauthausen, Salzburgo, Enns-Lorch, Gurk e Insbruck.Es una tierra que conoce muy bien, hasta el punto que, si hubiese nacido dos años antes, Karol Wojtyla sería austríaco, ya que la monarquía de los Austria, que se desplomó en 1918, se extendía entonces hasta la ciudad polaca de Cracovia.

Todas las ciudades que va a visitar las conocía desde que era arzobispo de Cracovia, empezando por el campo de concentración de Mauthausen, donde la mayoría de las 200.000 personas que allí fallecieron era polaca. Se espera que, en dicha visita, no esté presente el presidente de la República, Kurt Waldehim, ya que, como se han apresurado a anunciar los judíos austriacos "sería una bofetada" para todos, dado el clima de polémica que reina en torno a Waldehim por su supuesto pasado nazi.

La comunidad judía tendrá los ojos bien abiertos durante este viaje. Comprende que el Papa no puede eludir el encuentro con el presidente Waldheim y su familia, pero quiere observar el clima en que se va a realizar y espera el discurso que Juan Pablo II pronunciará con dicha ocasión. Y ya se habla de la publicación de un duro documento de la comunidad judía, que el Vaticano está intentado conseguir que se ablande, para lo que ha movilizado incluso al gran rabino de Londres.

Obispos ultraconservadores

Pero más que la misma contestación de la comunidad judía, lo que preocupa al Vaticano es la eventual crítica de la comunidad. eclesial austriaca, muy agitada en los últimos tiempos, por considerar que Roma ha nombrado, sin consultar, una serie de obispos ultraconservadores, empezando por Herman Groer, el nuevo arzobispo de Viena, que acaba de ser elegido cardenal y que está a cien años luz del prestigio de su antecesor, Koenig, el hombre del diálogo con los ateos y con el mundo comunista. El nuevo arzobispo era el director de un santuario mariano, hombre piadoso y poco más.Sobre todo, se critica el nombramiento de su obispo auxiliar Kurt Krenn, considerado religiosamente un fascista, es decir, un autoritario que ha afirmado que hay que acabar en Austria "con las dudas, motivadas, o no sobre la fidelidad al Papa". Kurt se defiende diciendo que hoy abandonan la Iglesia en Austria 30.000 católicos cada año, y que un sondeo realizado entre 11.000 jóvenes, a la pregunta de si es importante para ellos lo que dice el Papa, sólo dió un 26% de síes.

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