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La fiscalía pide que se procese a unos 70 jóvenes por el fraude a la "mili"

La fiscalía de Barcelona ha remitido un escrito a la Sección Segunda de la Audiencia de Barcelona solicitando que remita al juzgado correspondiente el sumario sobre el llamado fraude a la mili -por el que más de 200 jóvenes se libraron ilegalmente del servicio militar alegando padecer distintas enfermedades- y en el que pide que se amplíe la acusación a unos 70 jóvenes. Hasta ahora se encontraban procesadas por su participación en elsupuesto fraude 25 personas, cuatro de ellas militares.

La mayor parte de los mozos para los que se pide el procesamiento son de Barcelona, aunque también figuran casos de Zaragoza y de Pamplona. Entre los jóvenes, que pagaban por un falso certificado médico entre 400.000 y 1.500.000 pesetas, se encuentra también algún jugador de fútbol de Primera División y varios médicos. Hasta ahora estaban procesadas 25 personas, entre ellas un coronel retirado, un brigada, un teniente médico y un doctor del hospital militar.La instrucción del sumario la inició el juzgado número 1 de la IV Región Militar y el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona. Posteriormente, el tribunal militar asumió en exclusiva el caso, pero a raíz de la entrada en vigor del nuevo Código de Justicia Militar, el día 1 de junio de 1986, que restringe las competencias de la justicia castrense cuando los delitos los cometen civiles, el sumario pasó a la jurisdición ordinaria.

Los encausados utilizaban varios métodos para que los jóvenes eludieran el servicio militar. En uno de ellos, el mozo era instruido por un otorrinolaringólogo para que pudiera simular sordera en las pruebas que se realizaban en el hospital Militar de Barcelona. Un suboficial de la caja de reclutas era el encargado de aceptar el volante médico que eximía al joven de hacer la mil¡. Otro método, empleado por una red independiente de la anterior, consistía en confeccionar certificados médicos falsos, para los que en ocasiones se utilizaban radiografías de lesiones reales sufridas por otras personas y que eran atribuidas a los mozos.

La mayor parte de los jóvenes, que pertenecen a las cajas de reclutas 411, 412 y 413 de Barcelona, fueron obligados a incorporarse a cumplir el servicio militar cuando se descubrió el fraude en mayo de 1984.

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