Nicaragua, 'Esquipulas' y la 'contra', en Zaragoza
25 profesores de la universidad piden la dimisión del rector, hartos de la 'venganza de los PNN'
A los miembros del actual equipo de gobierno de la universidad de Zaragoza les llaman los nicaragüenses, quizá porque dos de ellos han pasado algún verano de trabajo en ese país centroamericano. A partir de ese calificativo, el sector que les apoya completa la comparación con Centroamérica, y así tenemos los de Esquipulas, esto es, el sector moderado, formado por los independientes, y los contra, término con el que los nicas pretenden anatematizar a quienes se oponen al equipo de gobierno y creen que éste ha puesto en práctica algo así como la venganza de los PNN.
Pese a las comparaciones, esta polémica no se corresponde con un enfrentamiento de tendencias políticas. En la disputa están enzarzados fundamentalmente el equipo rectoral, integrado por 25 personas, con el rector Vicente Camarena al frente, y los 25 profesores firmantes de un manifiesto crítico en el que piden su dimisión.En medio de esta guerra desencadenada a raíz del cambio de fuerzas que se operó tras las elecciones al claustro, a comienzos de la primavera, están los 1.800 profesores, los cerca de 38.000 alumnos y el personal de administración y servicios (PAS) de esta universidad, cuyas competencias abarcan a Aragón, La Rioja y Navarra. En dichas elecciones perdió puntos el sector que apoya al actual equipo de gobierno en favor de los independientes, y de aquellos que se consideran víctimas de los antiguos profesores no numerarios (PNN).
La venganza de los antiguos PNN de la universidad de Zaragoza -hoy muchos de ellos ya funcionarios- se refleja, según el sector crítico, en los propios estatutos aprobados por el claustro constituyente en 1985. Estatutos que son tildados de reglamentistas por muchos profesores, de consagrar un estilo asambleario en la universidad y de extremar las disposiciones de la propia ley de Reforma Universitaria (LRU), ya de por sí conflictiva. Por ejemplo, la organización departamental. "Si la LRU establece que en cada departamento debe integrarse un mínimo de 12 profesores, nuestros estatutos establecen la cifra de 20", explica el ex decano de Filosofía Guillermo Fatás. Este catedrático de Zaragoza, uno de los firmantes del manifiesto contra el rector, cree, no obstante, que mucha culpa de lo que pasa en esta universidad la tiene Educación. Sobre todo por los escasos presupuestos.
Estatutos criticados
Pero hay más quejas contra los estatutos, incluso del sector moderado, cuyo más genuino representante es el profesor de Historia José Antonio Armillas, actual vicepresidente del claustro. "No se entiende que unos estatutos que fueron aprobados por mayoría simple exijan ahora los tres quintos de los votos del claustro o los dos tercios -según los artículos- para ser modificados. Así se producen situaciones un tanto absurdas, como cuando la comisión de doctorado propone modificar el artículo que señala que las tesis doctorales deben realizarse en un tiempo no inferior a cuatro años y se rechaza la propuesta porque no se consiguen los dichosos porcentajes". Eso opina también Vicente Calatayud, catedrático de Neurocirugía, miembro de la junta de gobierno y el hombre que desencadenó el conflicto al amenazar al rector con una moción de censura: "La mayoría que posee el equipo rectoral bloquea una tras otra las propuestas que llegan a la junta de gobierno". Este catedrático, considerado como un conservador por todos los sectores, se queja también de que en ese equipo falta calidad, profesores que hayan estudiado en el extranjero, como él, que publiquen en revistas internacionales. "Camarena podrá ser muy buena persona, no lo discuto, pero es un mal rector", sentencia Calatayud.La batalla ha terminado en tablas, al menos hasta el próximo curso, pero el primer round parece haberlo ganado el equipo rectoral; entre otras razones porque señalan: "Nosotros somos una alternativa clara y del otro lado no hay una alternativa clara". Eso dice Tomás Pollán, vicerrector de Coordinación y Planificación, antiguo líder de la coordinadora de penenes y uno de los personajes fundamentales en el rectorado, a quien se atribuye la máxima responsabilidad en la política rectoral.
Para el rector, Vicente Camarena, un valenciano pacífico al que nadie regatea su condición de buena persona, todo queda en una ofensa casi incomprensible. Aunque, reconoce: "Es evidente que la universidad está sufriendo una profunda transformación que provoca tensiones. El que los alumnos por primera vez puedan evaluar a sus profesores provoca tensiones; que se estén realizando auditorías constantes provoca tensiones, es algo normal", precisa.
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