Sombra de un recuerdo

La comedia italiana de los años 50 y 60 es una de las glorías del cine europeo. No es fácil explicarse por qué este filón, quizás con la excepción que asoma en algunas películas de Scola, se ha extinguido.Las comedias italianas actuales -no es posible hablar de todas, sino de las pocas que llegan a verse en España y en las plataformas de los festivales internacionales- son sombras impotentes de aquellas obras de la plenitud que se titularon I solíti ignoti (o Rufufú), Todos a casa o Il sorpasso.

Al ver Cuando fuí mayor salta a la memoria una mala hipótesis: ¿Qué hubiera dado de sí esta bonita historia, un cuento de hadas cargado con una buena dosis de ácido, en manos de Monicelli, Risi o Comencini? ¿Qué hubiera hecho es el lugar de Renato Pozzetto un Alberto Sordi en vena?

Este asunto, en manos de Amurri y Pozzetto, se queda en un torpón juego de risas abortadas. Las posibilidades se ven, pero su desaprovechamiento hiere al que recuerda aquellas incomparables obras. El cine italiano resurge, pero el esfuerzo que cuesta hacerlo se refleja en obras como estas, que quieren y no saben estar a la altura de sus mayores.