Nuevo director, primera decepción

El último concierto de abono de la Sinfónica y Coro de RTVE estuvo dirigido por el nuevo maestro titular, el húngaro Arpàd Joo. En su programa rindió homenaje a la música de su país Con el Psalmus hungaricus, de Codaly, ensayó su versión de la Novena sinfonía de Beethoven y desconoció la existencia de la música y los músicos españoles.Este sorpresivo nombramiento de un maestro bastante desconocido, cuya carrera no es precisamente meteórica -a los 40 años alcanza la titularidad del conjunto español y la invitación principal de la Filarmónica de Budapest-, parece estar contrapesado, o algo así, por la presencia de Antonio Ros Marbá como principal director invitado.

No se puede opinar responsablemente de ningún artista por una o dos actuaciones por lo que pongo en cuarentena y declaro absolutamente provisional mí opinión sobre Arpàd Joo. Obediente a su gesto claro, vivo, animado hasta el exceso, las formaciones de RTVE desarrollaron con continuidad sin quiebra el largo mensaje de la Novena. Ahí termina todo pues, por lo demás, ni la ejecución fue limpia, ni parecía existir un pensamiento trascendente de una obra que lo es por sí misma, ni la planificación ni el movimiento dinámico resultaron modélicos ni mucho menos.

Mejor fueron las cosas en el salmo de Kodaly, ya programado por las agrupaciones de RTVE. Bien el cuarteto solista, discreto el Coro de la RTVE y muy acertada la Escolanía. En cuanto al director, esperemos que nuevas actuaciones conviertan en admiración lo que ahora fue decepción.