El Parlamento británico rechaza de nuevo la instauración de la pena de muerte
R. M. DE RITUERTO La Cámara de los Comunes rechazó ayer por 341 votos contra 218 un nuevo intento realizado desde las filas conservadoras de instaurar la pena capital en el Reino Unido. Roger Gale, promotor de la moción, dijo no buscar "el castigo, sino la disuasión", pero su propuesta no convenció a la Cámara, a la que se advirtió que, si se restaura la horca, ocasionalmente "habrá ejecuciones de inocentes".
El ministro del Interior, Douglas Hurd, fue quien hizo notar el riesgo de la pena de muerte cuyo retorno, dijo, "sólo traerá descrédito a nuestra sociedad". Para Roy Hattersly, número dos del Partido Laborista, el argumento de la pena de muerte como disuasión pretende "desviar la atención de otros remedios que son potencialmente mejores" para combatir la delincuencia.
La pena capital fue abolida en el Reino Unido en 1969 y desde entonces, con una cierta periodicidad y como en un ritual, el Parlamento británico dedica unajornada a discutir la instauración de la horca. El último debate al respecto se celebró el año pasado y ya no habrá otro en esta legislatura. La primera ministra, Margaret Thatcher, sólo es seguida por una minoría de su Gabinete a la hora de votar por la restauración, mientras el resto del Gobierno, encabezado por Hurd, vota en contra.
La emotividad de las discusiones cede conforme pasa el tiempo y ayer eran notables los huecos en los escaños. En la calle, la pena capital cuenta con un fuerte apoyo que los promotores de la restauración piden que se refleje en la Cámara. Un sondeo publicado ayer indicaba que el 81% de los británicos quiere que el conflicto sea resuelto en un referendum, cuyo resultado no deja lugar a dudas ya que los estudios demoscópicos muestran que entre el 67% y el 81% del electorado desea que la pena de muerte (vigente para casos de alta traición) sea una posibilidad abierta al juez en causas criminales.
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