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Guardas forestales acuden a apagar incendios en autoestop ante la falta de medios

La Agencia de Medio Ambiente ha reconocido que el servicio de guardas forestales de la comunidad se encuentra en condiciones precarias. Al insuficiente número de guardas un centenar para 178 municipios- se une la falta de coordinación con los refuerzos contraincendios, la ineficacia de las sanciones y la carencia de medios para vigilar el monte. Los guardas afirman que es frecuente acudir en autoestop a sofocar los incendios por falta de vehículos. IA Agencia de Medio Ambiente admite la insuficiencia del presupuesto, aunque pretende incrementar el número de guardas y crear un cuerpo de policía ambiental.

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Falta de coordinación

Los agentes señalan que el servicio de guardas forestales "ha ido de mal en peor" desde que fue transferido a la Comunidad de Madrid por el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Icona) en 1984. Las jubilaciones mermaron el número inicial de 130 guardas hasta dejarlo en 83 el año pasado. "Cada guarda cubre una media de tres o cuatro términos municipales, en muchas ocasiones sin vehículo, lo que deja sin vigilancia muchas zonas durante todo el día", afirma un trabajador del servicio.Los guardas afirman que los medios materiales están "bajo mínimos". "La mayoría no disponemos de vehículos todo terreno y tenemos que recorrer las pistas forestales con coches propios o a pie", señala un guarda que prefiere no revelar su nombre. "Es muy frecuente el caso de los guardas que han de recurrir al autoestop para llegar a la zona donde se ha producido un incendio. Los vehículos del servicio son además muy viejos y están en gran parte inutilizados".

José Vicente Olmo, director general de Medio Natural, admite que el número de guardas es insuficiente y reconoce que la falta de presupuesto impide "aumentar de golpe el personal". La Agencia de Medio Ambiente pretende elevar el número de agentes a 150 en tres años.

"En 1988 ya se han cubierto nuevas plazas y antes de fin de año habrá 16 nuevos guardas forestales", señala José Vicente Olmo. "Los guardas contarán próximamente con el apoyo de un servicio técnico de policía ambiental, compuesto por medio centenar de personas".

Falta de presupuesto

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Olmo admite también algunas de las carencias que denuncian los guardas y las achaca a la falta de presupuesto. "Este año se van a adquirir 15 vehículos nuevos y en los dos próximos años se incrementarán las inversiones en este capítulo para crear auténticas patrullas de vigilancia en los montes".

Los guardas sostienen que las sanciones que imponen no se tramitan. Las infracciones detectadas, que pueden superar el medio millón de pesetas, van desde la caza furtiva hasta la pesca fuera de temporada, pasando por la tala de árboles, los vertidos de escombros o el uso del fuego en la época de alto riesgo.

José Vicente Olmo reconoce la lentitud en la tramitación de las sanciones, aunque afirma que las cosas van a cambiar a partir de este verano: "La Dirección de Medio Natural acaba de asumir plenas competencias en la tramitación de las denuncias de los guardas, por lo que ya no hará falta la mediación de la Delegación del Gobierno".

Representantes de la Agencia de Medio Ambiente y de los guardas forestales mantienen conversaciones desde primeros de año para estudiar la renovación del servicio.

Los agentes se quejan de "las promesas incumplidas en los últimos cuatro años"; fuentes de la Comunidad les acusan de "cierta fiebre corporativista al solicitar cosas innegociables, como la pretensión de tomar las vacaciones en los meses de verano, precisamente cuando más vigilancia necesita el monte".

"Un funcionario más"

Como medida de presión, un 40% de los guardas forestales ha dejado de trabajar los fines de semana y realiza un horario de ocho de la mañana a tres de la tarde, según informó un portavoz de los agentes. "Lo que no nos parece justo es que a la hora de cobrar seamos como un funcionario más y a la hora de planificar los turnos laborales se nos aplique otro baremo", afirma un agente. La Agencia de Medio Ambiente señala que esta peculiar huelga de celo apenas es secundada por los trabajadores.

Los guardas, que rechazan su equiparación con la categoría de auxiliares administrativos, consideran que su trabajo está mal remunerado (80.000 pesetas al mes en la categoría más baja) y piden una valoración justa que tenga en cuenta la peligrosidad y las condiciones de nuestro trabajo".

Los agentes se lamentan también de la falta de preparación y de la ausencia de cursillos de formación y temen que la reciente creación de un servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil suponga la extinción del cuerpo.

La Comunidad de Madrid parece dispuesta a elevar su remuneración con complementos específicos y a elaborar un reglamento que contemple la creación de hasta cinco categorías en la escala de guardas forestales. Los agentes esperan celebrar la próxima semana una nueva reunión con representantes de la Agencia del Medio Ambiente.

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