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Esquipulas, un 'no' a la guerra

Una tendencia fácil asumida en ocasiones por sectores que han inmovilizado el debate político en América Latina tiende a descalificar cualquier iniciativa no sujeta a los esquemas consagrados, llamándola apriorísticamente simplista y proestadounidense. Partiendo de ahí, se globaliza el rechazo y se extrapola la postura atacada por llegar al paroxismo de los vituperios.Y en ello sentimos que incurre Heinz Dieterich, en su artículo publicado en la página ocho del pasado 25 de mayo, quien interpreta razones de fondo que, a su entender, llevan al presidente Arias a plantear una guerra con otros medios con la elaboración del plan para Centroamérica de Esquipulas.

En los albores de la lucha por hacerse entender en su iniciativa de paz, el presidente Arias tuvo que saltar barreras y desconfianzas de sectores que en un principio acusaban su plan de paz de trampa destinada a forzar el fracaso de las iniciativas irresueltas del Grupo de Contadora y el Grupo de Apoyo.

Paciente y reflexivo, el presidente Arias soportó impávido la procacidad de la izquierda tradicional y no se inmutó ante los estertores apocalípticos de las oligarquías regionales que le acusaron de buscar formas de legitimación al régimen de Managua.

Cuando todos lo desautorizaban, el presidente Arias comenzó a visitar cada país centroamericano, buscó el apoyo de Europa, y, a pesar de la oposición de grupos importantes del Partido Republicano, defendió su plan en el Congreso de Estados Unidos, ganándose el apoyo de los demócratas y la repulsión de los conservadores. El plan creció gracias a un deseo común que saltó como un grito de no a la guerra.

Y el mundo se sorprendió, con razón y optimismo, la tarde en que sin balas Ungo y Zamora dieron su primer mitin al mando del Frente Farabundo Martí de Liberación Liberación (FMLN)en la mismísima capital salvadoreña, adonde regresaron del exilio para desarrollar in situ los acuerdos alcanzados en Esquipulas.

Los mandos político-militares de la coordinadora guerrillera de Guatemala y representantes civiles y militares del Gobierno de ese país centroamericano se enfrentaron sin armas en la primera ronda negociadora, celebrada en Madrid, hecho inédito desde hacía más de 20 años.

Negociar en Managua

Los altos mandos de la Resistencia Nícaragüense y representantes del Gobierno sandinista de Nicaragua se sentaron a negociar en Managua, después de muchos días de intransigencia, y ya las madres nicaragüenses duermen sin el sobresalto de que sus hijos esa noche, o al día siguiente, morirán en las montañas.

En toda Centroarnérica se han reunido familias que no se veían desde el inicio de la guerra. Los periódicos prohibidos han vuelto a circular y no es raro que las emisoras hablen con libertad...

El proceso de Esquipulas impulsa la paz sobre una base política de entendimiento y democratización en todo el istmo sin dejar a ninguna de las cinco repúblicas.

La crónica negra con que el articulista ilustra la violencia, citando estadísticas ciertas y espeluznantes, demuestra por sí misma la necesidad de encontrar cauces políticos capaces de liberar a nuestros pueblos de la marginación social, política y económica, sustrayéndolos del enfrentamiento armado.

El proyecto de Esquipulas, como puente que busca encauzar soluciones políticas y no militares, tiene el mérito adicional de ser la única iniciativa de paz que ha nacido dentro del área del conflicto. Por síntesis dialéctica somos parte del problema y de la solución, y en ello se apoya la solidez del plan.

El articulista ha hecho una lectura un tanto tendenciosa de las declaraciones del presidente Arias. Deducir que cuando el presidente habla de la presión de la comunidad internacional para un efectivo cumplimiento y comprobación del plan de paz es amenazar a Nicaragua es leer lo que no dice. Poner en su boca amenazas de intervención es llevar las cosas demasiado lejos e interpretar que cuando expone la necesidad de que, donde haya Ejército, éste debe ser una institución del Estado y no de un partido, es una violación de la soberanía nicaragüense y, en consecuencia, del derecho internacional.

La lucha por la democratización de Centroamérica pasa necesariamente por la paz, y en esto sigue insistiendo Oscar Arias y seguirá insistiendo Costa Rica. Todos sabemos que como tarea histórica está vinculada a la lucha contra el hambre, el analfabetismo y la marginación. Es una tarea inmensa, harto compleja y nada fácil, pero sí es hennosa y esperanzadora.

Temu Martínez Randulfe es embajadora de Costa Rica en España.

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