Críticas en la Unesco al intento renovador de Mayor Zaragoza
El Consejo Ejecutivo de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) terminó ayer la primera discusión sobre el plan a medio plazo (1990-1995), presentado por el nuevo director general, el bioquímico español Federico Mayor Zaragoza, en un intento de renovación radical respecto a su antecesor, el senegalés Amadou Mahtar M'Bow. Numerosos consejeros criticaron los planes de Mayor Zaragoza, que ha recibido así el primer aviso, principalmente de los países del Tercer Mundo, respecto a sus proyectos de atracción de Estados Unidos y Reino Unido, para que regresen a la organización que abandonaron en 1984 y 1985.
Mayor ha sido criticado por la escasa prioridad prestada a las campañas de alfabetización, el olvido en su texto de los "derechos de los pueblos" y el abandono del llamado Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación (NOMIC), que está en el origen de las más importantes divergencias durante el mandato de M'Bow.
Buena parte del Tercer Mundo y del bloque socialista propugnaba un control del flujo mundial de la información y criticaba la preponderancia de las agencias y medios de comunicación occidentales. En Occidente, en cambio, esta iniciativa se interpretaba como un intento de imposición por parte de los Estados de mecanismos de censura a la libre circulación internacional de informaciones.
Paz y antirracismo
Otras intervenciones han subrayado la escasa atención prestada a la educación para la paz y contra el racismo y el apartheid, cuestiones que habían adquirido un estatuto privilegiado en el polémico mandato del anterior director general.En el caso de las intervenciones de algunos consejeros africanos, los ataques a los planes de Mayor fueron acompañados de explícitos elogios al anterior director general y de peticiones de continuismo en la gestión de la organización. Los llamados "proyectos movilizadores" de Mayor Zaragoza fueron también criticados por varios consejeros, que quisieron ver en ellos un sistema de desnaturalización de la Unesco, con introducción de la financiación y control privados de los programas, y contratación de personal técnico ajeno a la organización.
Tras las 43 intervenciones que ha suscitado el primer proyecto de trabajo presentado por Mayor, una comisión de 18 consejeros deberá redactar una síntesis de recomendaciones, que será consensuada y aprobada por el Consejo.
Federico Mayor, que responderá a las críticas en los próximos días, deberá someterse, finalmente, a las observaciones aprobadas por los 51 miembros del Ejecutivo. La reunión de este Consejo Ejecutivo será así la primera prueba sobre las posibilidades de reforma de la Unesco y de recuperación de Estados Unidos, Reino Unido y Singapur en la nueva etapa.
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