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Thatcher critica "el amor al dinero por el dinero"

La moralidad de las políticas económico-sociales del Gobierno de Margaret Thatcher, al que se acusa de potenciar el egoísmo y la codicia en detrimento de los más débiles, ha vuelto a estar en candelero con motivo de sendas intervenciones de la primera ministra y su ministro del Interior, Douglas Hurd. Al presentar los fundamentos religiosos que sostienen su gestión, Thatcher ha insistido en que "no es la creación de riqueza lo que está mal, sino el amor al dinero por el dinero", mientras Hurd ha reiterado que los acomodados deben mostrar solidaridad con el resto de la sociedad. Algunos obispos de la Iglesia de Inglaterra creen que Thatcher ha usado con parcialidad las enseñanzas bíblicas.La gestión del Gobierno conservador aparece teñida por una serie de reformas en sanidad, seguridad social y fiscalidad que, a los ojos de buena parte del electorado, agravan la situación de los sectores más débiles de la sociedad al tiempo que refuerzan las posiciones de los más aventajados. Un sondeo de opinión publicado el domingo indica que el 61 % de los británicos cree que en los años de gestión thatcheriana la gente se ha vuelto más egoísta. La sensación de mayor riqueza y libertad traídas por la revolución conservadora tienen su contrapartida en una menor felicidad.

En un discurso pronunciado el sábado ante la asamblea general de la Iglesia de Escocia, la primera ministra ha defendido su programa político a la luz de las enseñanzas del Antiguo y Nuevo Testamento, donde "se nos dice que debemos trabajar y usar nuestro talento para crear riqueza". Thatcher se refirió a las palabras de San Pablo en su Epístola a los Tesalonicenses según las cuales "si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma" para inferir que "la abundancia más que la pobreza tienen una legitimidad que deriva de la misma naturaleza de la creación", y aunque recordó que el décimo mandamiento "reconoce que hacer dinero y poseer cosas podrían ser actividades egoístas ( ... ), no es la creación de riqueza lo que está mal, sino el amor al dinero por el dinero".

Responsabilidad individual

Thatcher deja al ciudadano ante su responsabilidad individual, que debe ejercer en los marcos establecidos por el Gobierno, sin interferencias por parte de éste. "Los políticos y otros poderes seculares deberían esforzarse para sacar lo bueno de la gente y combatir lo malo, pero no pueden crear lo uno ni abolir lo otro".Para la primera ministra está claro que "no podemos delegar en otros el ejercicio de piedad y generosidad", palabras en las que la oposición laborista ha visto una manifestación de la voluntad gubernamental de pasar a los individuos responsabilidades de orden social. Entre los obispos, uno de los más críticos ha sido el de Manchester, Stanley BoothClibborn, quien ha dicho que "el mensaje de la Biblia es que los Gobiernos también tienen responsabilidades". Según el obispo, "la Iglesia no enseña a empeorar una situación en que las diferencias entre ricos y pobres han crecido".

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