'Le maratón' taurina

En triple sesión taurina de mañana, tarde y noche llegó el penúltimo día de feria.Los novillos de Ortigáo Costa, cómodos de cabeza, cuajados de tipo y encastados, con juego interesante para el aficionado, abrieron la matinal frente a Fernández Meca (palmas y pitos), Roger Ferreira (vuelta y oreja) y Raúl Zorita (silencio y una oreja).

A destacar retazos de calidad por parte de Zorita en una de las tandas de derechazos ante su segundo. Fernández Meca, dejándose puntear los engaños, toreó descentrado. Roger Ferreira, bullidor y algo acelerado, se mostró popular para la concurrencia.

Los espectadores en la jornada de tarde reventaban nuevamente el milenario anfiteatro romano. Los toros de Domecq (Juan Pedro) demostraron blandura y pobreza de cara, y no fueron ajenos a la nobleza, condición ésta patente en el tercio de muleta.

Del puestísimo y excelente torero Julio Robles fue, con el que abría plaza, la faena de la tarde y el que más destacó del cartel. Medida, ajustada, de buen gusto; ligaba Robles al trincherazo impecable los derechazos, tres marca de la casa. Cambiando de mano, no bajaban en calidad, en la corta serie, los naturales rematados con el de pecho, barriendo el lomo. Tres redondos más, al compás del pecho, fueron pintureros, cadenciosos y, para el aficionado, de paladear y disfrutarlos. Con el flojísimo cuarto, que como el resto de la corrida no se empleó en el caballo, difuminó la calidad en favor del muletazo a media altura que abocaba a la sosería.

Silencio y a esperar

La pincelada del arte se esperaba de Curro Caro, que en sustitución del lesionado Nimeño aprovechaba una oportunidad de oro. Con los toreros que se denominan de arte ya se sabe: silencio y a esperar. Si algo gotea será como el maná; si no, a esperar y otra vez. Y no quisieron los duendes, en este caso los de la fortuna de Tauro, que tuviera continuidad el toreo de Curro Caro ante su primero por rajarse el dichoso animal que no le dió juego ni posibilidades de buscarlo. Ante el sexto dibujó el diestro tres derechazos ceñidos con la esencia agitanada que sobraron para el ánimo de los puristas: para algunos, demasiado poco; para otros, demasiao.Paco Ojeda, ante su corrida número cuatro, en esta Feria de la ciudad de Nimes, escuchó división y palmas. Pobre balance para quien ha sido aquí el ídolo. El cetro ahora de Nimes se encuentra vacío, y por lo que se ve pocos aspiran a tan prometedora gloria.