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El 'pipí-stop' y la terapia conductual

"Lo primero que hay que hacer es distinguir entre el niño que nunca ha controlado la micción -enuresis primaria- y aquellos que en un momento de la vida empiezan a tener problemas para controlar el pis nocturno o enuresis secundaria"."En el primero de los casos, puede tratarse de un problema orgánico, de un insuficiente control del músculo Detrusor que controla la micción".

"En el segundo caso, hay que realizar un diagnóstico psicológico del niño enurético. El problema puede ser debido a un déficit de atención por parte de los padres, a miedos, fobias o problemas escolares... y hay que averiguar cual de estas causas provocan la enuresis", afirma Miguel Ángel Vallejo, profesor del departamento de Psicología de la Personalidad Social y Evolutiva de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

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Para Vallejo, aunque los casos de adultos con problemas de enuresis son escasos, este problema no afecta única y exclusivamente a los niños, sino también a los adolescentes y a personas que, en la edad adulta, no lo han resuelto. Este psicólogo considera altamente beneficiosa la utilización del llamado pipí-stop, que suele ir acompañado de una terapia de tipo conductual.

El pipí-stop consiste en una alarma que se dispara cuando hay humedad en las inmediaciones. Se coloca en el calzoncillo o en la braguita y funciona automáticamente despertando al niño.

El aparato consta de un pequeño sensor, una placa de baquelita con un circuito eléctrico impreso y un timbre que se dispara cuando el sensor detecta humedad.

El pitido es bastante fuerte y despierta al niño e impide que termine la micción. Uno de los problemas que presenta la enuresis es que por muy grande que sea la presión de la vejiga en la persona que padece la enfermedad no llega a producir la ruptura del sueño.

"Mediante este artilugio sonoro, el paciente tiene conciencia de lo que está haciendo y corrige su comportamiento. El niño se siente condicionado por el hecho, ya que el aparato le llama la atención sobre un suceso desagradable y, en lo sucesivo, evita que el pitido le despierte, indica Vallejo.

Al mismo tiempo, los padres llevan un registro en el que anotan, tanto los días en los que se ha producido la micción nocturna, como los que no ha tenido este problema.

Esta especie de diario permite al psicólogo establecer relaciones de probabilidad acerca de cuáles son los sucesos que pueden influir en el comportamiento del niño, y establecer un tratamiento adecuado.

"La terapia conductual intenta que el niño enurético controle la presión sobre la vejiga, beba más agua y vaya cada cuarto de hora al baño. Cada día ha de esperar un poco más antes de realizar la micción. Además, este tratamiento se combina con la asunción de responsabilidades como que quite las sábanas mojadas. Esta terapia combinada con el pipí-stop, tiene una eficacia del cien por cien de los casos", añade Vallejo.

Este psicólogo no es partidario de tratar el problema del niño enurético con la administración de antidepresivos que le puedan provocar efectos secundarios.

"Estos fármacos, puntualiza el profesor Miguel Angel Vallejo- se utilizan porque la actividad muscular está controlada por la acetilcolina y, los antidepresivos, tienen un efecto anticolinérgico, lo que evita que el niño se haga pis".

"Yo creo que es menos arriesgada la terapia conductual y el uso de este pequeño mecanismo, el pipí-stop, y además los resultados son estupendos", agrega Vallejo.

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