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Salinas de Gortari amenaza con suspender los pagos de la deuda externa mexicana

Antonio Caño

Carlos Salinas de Gortari, candidato a la presidencia de México por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha amenazado con no pagar la deuda externa si se llega a ver en peligro el crecimiento del país. En una de las más contundentes declaraciones en este sentido escuchadas en México, Salinas manifestó el jueves, en un discurso de campaña de cara a las elecciones del próximo mes de julio: "Si no crecemos por causa de la deuda, no pagamos".

Carlos Salinas, a quien las particularidades del sistema político mexicano dan por casi seguro próximo presidente de México, explicó en la ciudad de Monterrey, ante un destacado grupo de empresarios, que su Gobierno pondrá énfasis especial en el desarrollo y que éste no se va a ver entorpecido por el enorme peso del pago de la deuda externa. México, que acumula una deuda de cerca de 105.000 millones de dólares, ha pagado en los últimos cinco años casi 50.000 millones de dólares en concepto de intereses, sin que con ello haya conseguido rebajar un sólo dólar el monto total del débito.El candidato del PRI expuso que esta situación no puede continuar. Afirmó que, cuando llegue a la residencia, "el primer paso será una firme negociación con la banca internacional, con los organismos internacionales, con los Gobiernos acreedores; de la actitud que asuman dependerán los pasos siguientes que tomemos". Advirtió, sin embargo, que su compromiso es elevar el nivel de vida del pueblo de México y que éste "ya llegó al límite del sacrificio".

Intensos rumores sobre la voluntad de México de declarar una moratoria en el pago de su deuda llevan circulando desde hace varias semanas. El Gobierno de este país puede esgrimir con razón el argumento de que ha intentado hasta ahora la aplicación de todas las recetas del Fondo Monetario Internacional con el resultado de que los mexicanos son cada día más pobres y de que la transferencia de recursos al exterior aumenta también cada día. Otros importantes candidatos a la presidencia mexicana, como Cuauhtémoc Cárdenas, se han pronunciado claramente a favor de la suspensión de los pagos.

A diferencia de los otros dos principales deudores latinoamericanos, Brasil y Argentina, México cuenta ahora con una importante reserva de divisas -más de 14.000 millones de dólares- y está consiguiendo, gracias a los logros del Plan de Solidaridad Económica, frenar la inflación, que debe ser inferior a tres dígitos al final del año.

Estrategia económica

Su posición sobre la deuda la expuso Salinas en un discurso, considerado corno el más importante en materia económica desde el comienzo de la campaña, en el que definió toda su estrategia en ese campo. El candidato del PRI presentó como proyecto una nueva estrategia de desarrollo que tome como motor principal la iniciativa privada "sin caer en la irresponsabilidad neoliberal". Aseguró que el Estado se quedará sólo con las empresas que la Constitución considere prioritarias, y que hay que abrir campo para la iniciativa privada "en la red de carreteras y en el sistema de teleinformática". Anunció que algunas ramas de la empresa nacional de teléfonos serán reprivatizadas y habló, asismismo, de la necesidad de "modernizar los sectores productivos, incluyendo al sector financiero". La inversión pública se dedicará a la infraestructura.El objetivo de todo el programa económico, explicó Salinas, es "volver a crecer a una tasa promedio que duplique la del incremento de la población". Hasta el inicio de la etapa más dura de la crisis, coincidiendo con la presidencia de Miguel de la Madrid, México tenía tasas de crecimiento sobre el 6%. Afirmó que el crecimiento es imprescindible para la creación del millón de puestos de trabajo anuales que necesita este país. Otros motores de ese crecimiento deberán ser, según dijo, la expansión del mercado interno y las exportaciones no petroleras, que, por primera vez, aumentaron en México en el último semestre.

Carlos Salinas, de 40 años de edad, ha llegado a la candidatura de la prsidencia con el marchamo de renovador. En aspectos políticos ya había anunciado anteriormente su voluntad de proceder a una verdadera democratización del país. Sus anuncios, ahora, en materia económica confirman los propósitos modernizadores con los que llegará al poder. En su discurso de Monterrey insistió en que "el estatismo burocrático" no puede ser una traba para el desarrollo del país.

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