Los trabajadores fijos disminuyeron en casi 90.000 durante el primer trimestre, según Estadística

El paro estimado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) aumentó durante el primer trimestre de este año en 37.400 personas, hasta totalizar las 2.941 personas. Su ritmo de incremento ha sido similar al del trimestre precedente y mayor que en los anteriores. Pero el aumento de quienes se consideran activos u ocupados se ha desacelerado. Frente a estos síntomas de detertaro del mercado de trabajo, la actividad económica mantiene tasas de expansión similares a las de 1987, lo cual indica que vuelve a crecer la productividad media. Los asalariados con contratos indefinidos disminuyeron en 89.220, mientras que los ole contrato temporal aumentaron en 113.600. Este dato fue esgrimido) anoche por los sindic2tos para descalificar la política económica del Gobierno y proponer medidas, sobre todo de reparto del trabajo disponible.

El avance de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer -trimestre de 1988, publicado ayer tarde por el INE, estima que el número de personas que se consideran activas o disponibles para trabajar aumentó sobre el trimestre anterior en 55.100, un 0,38%. De ellas, cerca de 17.800 engrosaron el grupo de los ocupados (hasta 11,6) millones) y 37.400 el del paro.Los parados estimados alcanzan así el 20,2% de la población activa y quedan por debajo de los tres millones, cifra que fue superada por la EPA en el primer trimestre de 1987, antes de cambiar sus criterios de cómputo, en el segundo trimestre. Desde entonces y hasta el primer trimestre de 1988 ner había dejado de disminuir el desempleo estimado por el INE.

Sólo mujeres

La EPA revela que el aumento del paro estimado ha afectado exclusivamente en el primer trimestre a las mujeres, sobre todo a las de edades comprendidas entre 25 y 54 años. El número de hombres en desempleo disminuyó en 800, para quedar en algo menos de 1,54 millones, frente a 1,4 entre las mujeres.

También la ocupación ofrece el mismo signo: las mujeres ocupadas aumentaron en 37.100 y los hombres disminuyeron en 19.200. No hay coritradicción si se admite que, según la EPA, en enero-marzo aumentó en 75.200 el número de mujeres activas (disponibles para trabajar), mientras que el de hom-' bres bajó en 20.000.

Por sectores, el desempleo creció casi en 80.000 personas dentro de las actividades industriales y de servicios. Pero bajó en 17.600 personas para la agricultura, al tiempo que también disminuyó en más de 22.000 personas entre quienes buscaban su primer empleo. En la agricultura no se observa la misma corre spondencia que por sexos: la ocupación agrícola aumentó en 3 3. 100 personas, casi el doble de lo que disminuyó el paro. Tampoco en las ramas industriales, donde el paro aumentó tanto como disminuyó la ocupación. Pero en los servicios la ocupacion creció en 32.100 pese a que el paro también se engrosó en 38.800. De todo ello parece desprenderse que la incorporación de mujeres al mercado de trabajo afecta exclusivamente, en términos netos, al sector de servicios.

Los asalariados con contrato indefinido disminuyeron en 89.200 personas, pese a que el número de trabajadores por cuenta ajena aumentó en 20.200. Esto fue así, sobre todo, porque las personas contratadas temporamente aumentaron en 113.600, hasta totalizar 1.726.600. Sigue así la sustitución de trabajo fijo por eventual, que ya representa un 21,3% del total, mientras que en abril-junio de 1987 apenas llegaba al 15,8%.

Los sindicatos dirigieron anoche sus críticas a la política económica desde éstos datos, que para CC OO significan "una vuelta a las condiciones de inseguridad del siglo XIX" y para UGT "el fracaso de una política que tiene efectos graves en la calidad y la cantidad del trabajo". Por la central socialista, Apolinar Rodríguez reiteró la oferta realizada por UGT de un compromiso de progreso para crear empleo mediante 170 medidas, algunas para repartir el trabajo. Por el sindicato comunista, Agustín Moreno declaró que "es grave un aumento así del paro cuando tenemos una tasa que duplica la media europea y la tasa de actividad es nueve puntos inferior", por lo que propuso que cuando el presidente del Gobierno regrese de Filipinas debería abrir conversaciones con las fuerzas sociales, en las que CC OO plantearía, sobre todo, la necesidad de llegar al año 1992 con una jornada de trabajo de 35 horas y la urgencia de fijar inmediatamente un máximo legal de 38 horas.