El Gobierno británico crea un organismo para vigilar la 'moralidad' en la televisión
El Gobierno británico, muy sensible ante cuestiones de moralidad y violencia en las emisiones de la televisión, acaba de nombrar al presidente del organismo que en el futuro ha de controlar los valores morales de la radiodifusión. El veterano periodista William Rees-Mogg, proclive al conservadurismo será el encargado de elaborar las normas que han de dar contenido al Broadcasting Standards Council (BSC), una entidad que ha sido calificada por la oposición como "la punta de lanza de una ola autoritaria".La creación del Broadcasting Standards Council, que estará integrado por cinco personas, formaba parte del programa electoral conservador y materializa los deseos del Gobierno de Margaret Thatcher de poner coto a algunos excesos en los que considera incurre la televisión y, sobre todo, a los futuros desmanes en que puedan caer las emisiones por satélite en su búsqueda febril de espectadores cortejados por una amplia oferta de canales.
La estructura y poderes del BSC, bajo cuya férula caerán el tratamiento del sexo y la violencia en vídeos, programas de radio y emisiones de televisión, están en una nebulosa.
Las responsabilidades iniciales del BSC pasan por la elaboración de un código sobre la emisión de programas con sexo y violencia; el seguimiento de los eventuales programas con ese tipo de contenido; atender las protestas suscitadas por tales programas y forzar la emisión del contenido de las pesquisas; analizar la influencia de esas emisiones sobre las conductas de las audiencias, y preparar un informe anual para el Ministerio del Interior.
Por el momento, las atribuciones del Broadcasting Standards Council sólo afectan a programas de ficción elaborados en el exterior, aunque no podrá impedir su emisión, pero existe el temor de que sus poderes trasciendan más allá y puedan afectar a los informativos, como han pedido algunas voces conservadoras.
El nombramiento de Rees Mogg, ex director de The Times y antiguo vicepresidente de la BBC, ha sido acogido con prevención por responsables de la BBC y de la cadena comercial de televisión.
Los laboristas han manifestado sin ambages su rechazo a la idea del BSC, pues creen que menoscaba la libertad de emisión, y a su presidente, al que consideran una persona inadecuada. Rees-Mogg condicionó la asunción de la presidencia a que se le permitiera ver los programas con antelación.
El Broadcasting Standards Council trabajará con carácter experimental durante 18 meses hasta que sus funciones sean convertidas en ley.
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