Escámez y la larga mano de KIO
El grupo KIO llegó a un acuerdo a finales de septiembre de 1986 con los máximos responsables del Banco Central por el que, a través de una compañía suiza, adquiría el 4,95% del capital de la primera entidad financiera privada nacional. La operación, que un primer momento fue negada por el Central, se interpretó al principio como una maniobra de apoyo a Alfonso Escámez, cuya presidencia al frente del central podría estar cuestionada.
Pero las buenas relaciones acabaron pronto y el grupo KIO, a través de sociedades interpuestas fue adquiriendo nuevos paquetes de acciones que, en parte, afloraron en julio de 1987 cuando se anunció que Torras Hostench -cuyo principal accionista es KIO- controlaba cerca del 2% del Central.
En noviembre del año pasado, fue el Banco Central la primera institución financiera que reaccionó negativamente ante eb anuncio del Banco de Bilbao de tratar de tomar una posición mayoritaria en el capital del Banco Español de Crédito.
En noviembre de 1987 se conocía la noticia de que el grupo KIO y Construcciones y Contratas (Conycon) habían llegado a un acuerdo para constituir una nueva sociedad, Cartera Central, cuyo objeto sería poseer y administrar un número indeterminado de acciones del Banco Central.
La sociedad partía de tener un 12,25% del capital -el 5,25% propiedad de Conycon que se lo había comprado a KIO a cambio de solares; el 5% aportado directamente por KIO y el 2% restante propiedad de Torras que cedía la representación a Cartera Central-.
La nueva sociedad pasaba a convertirse en el primer accionista del Banco Central, a mucha distancia de cualquier otro propietario. La operación, que suponía el afloramiento de un paquete no declarado de acciones en poder de KIO, se presentó como "una nacionalización de una parte importante del capital del primer banco privado" tanto por los socios españoles como por las autoridades económicas.
Según los estatutos de la sociedad formada por Conycon y KIO, la primera empresa ejecería los poderes ejecutivos y en cualquier caso Cartera Central se reservaba la posibilidad de tomar decisiones sobre el nombramiento del presidente del Banco Central, el consejero delegado y el director general.
Aunque no hubo declaraciones oficiales del banco, medios cercanos a la entidad señalaban que existía un profundo malestar en el Central por el desarrollo de la operación.
A primeros de diciembre del año pasado, Cartera Central hacía saber a Alfonso Escámez su disposición a adquirir la autocartera del banco. El 16 de enero pasado, y tras fracasar un encuentro entre Alfonso Escámez y Alberto Cortina y Alberto Alcocer, Cartera Central notificaba a la dirección del Banco Central por conducto notarial su voluntad de ocupar los puestos que le correspondieran en el Consejo de Administración del banco, ya que esta sociedad se había convertido en el primer accionista con el 12,49% del capital social.
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