Un puyero con dedicación exclusiva
Como casi todos los oficios relacionados con el mundo de los toros, hacer puyas es un trabajo artesanal. El único puyero con dedicación exclusiva es José García Alonso, quien alquila sus puyas a la plaza de Las Ventas y a prácticamente todas las plazas de España. Representa la continuidad de un negocio que empezó su padre, Pedro García Nájar, Pedro el Puyero, ya fallecido, y que fue muy conocido y respetado por todos los profesionales del toro.José García profesa una gran admiración por su padre desaparecido: "Uno de los mejores días de mi vida fue el 14 de mayo de 1970, cuando vi a mi padre servir las puyas en la plaza de Madrid por lo que significaba haber llegado a ser el número uno en su profesión". Desde aquélla sirve las puyas en Las Ventas.
Lo que se conoce por puya tiene dos metros y medio de palo y 75 milímetros de puya. El palo es de madera de haya, al igual que las banderillas. La puya y el palo están separados por una cruceta de hierro de color rojo. La puya está compuesta por una pirámide de acero cortante a la que sigue un trozo de madera revestido con una cuerda engomada. En las novilladas, la puya tiene tres milímetros menos.
De cruceta y de arandela
Antes de la promulgación del vigente reglamento -que José García conserva todavía, con las indelebles señales del tiempo, en el Boletín Oficial del Estado del 20 de marzo de 1962-, el tope de la puya no era una cruceta sino una arandela, que era mucho más dañina, pues a veces la arandela penetraba también en el morrillo del toro, produciendo efectos devastadores en el animal.Antes del examen del delegado de la autoridad previo a la corrida, las puyas son revisadas rigurosamente por los representantes de la Unión de Criadores de Toros de Lidia y de la Unión de Picadores y Banderilleros.
Una puya, al decir de José García, pesa poco más de un kilo, y se tienen que presentar 18 en una corrida, de las que habitualmente se utilizan 10 o 12. "Me llevo bien con todos los picadores de España", dice el titular del negocio. "Yo también he sido picador. La suerte de picar es fundamental en la fiesta. Un buen picador sólo tiene que saber montar bien a caballo y tener afición. El lugar idóneo para picar es donde termina el morrillo, aunque a veces es muy difícil porque el toro es un animal vivo que se mueve mucho. El secreto de picar está en la mano izquierda, que es la que coloca al caballo". Picador y hombre experimentado de la fiesta, muestra una de sus puyas que ha estado expuesta como adorno en una boutique de la calle de Serrano.
Babelia
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