El Papa pide "un punto de encuentro" entre la derecha y la izquierda
, Juan Pablo II, antes de dejar Bolivia camino de Perú, donde debía llegar a primera hora de esta madrugada (hora peninsular), lanzó una idea que ocupaba ayer las primeras páginas de los diarios bolivianos: "Todos debemos constituir un punto de encuentro entre lo que en el mundo se Ilama derecha e izquierda; un punto de reconciliación porque el mundo no puede vivir con una contraposición permanente".
El Papa había empezado bromeando: "Algo que no es muy teológico", dijo, "es que he entrado en esta catedral por la derecha y ahora saldré por la izquierda. Pero cuando esté caminando esta izquierda se hará de nuevo derecha". Y comentó: "Hoy, aquí, he entendido una cosa: que es urgente hallar un punto de encuentro entre ambas posiciones". Y se hizo una pregunta: "¿Cuál es el significado de esta circunstancia que nos hace a veces entrar por la izquierda y después salir por la derecha?". Recordando su última encíclica social, dijo, respondiendo a ciertas críticas de The New York Times, que había subrayado que no es justo que el Papa pusiera en el plato de la balanza el comunismo y el capitalismo. dijo: "La encíclica habla no sólo de la derecha y de la izquierda, del Este y del Oeste, habla sobre todo del Tercer Mundo".En resumen, el Papa les dijo ayer a los bolivianos, pero mirando a toda América Latina, que la única solución para salir de la contraposición entre derechas e izquierdas, que divide hoy al mundo, es aceptar el mensaje de la Iglesia, que está apostando por el Tercer Mundo, sobre todo por este continente, el más católico del mundo, que el Papa está visitando por novena vez, mientras ya se habla de un nuevo viaje a Brasil.
Los primeros comentarios a la improvisación de ayer de Juan Pablo II explican que este Papa -a quien la Unión Soviética, símbolo para él del planeta comunista y ateo, se resiste a recibir, mientras que el llamado Primer Mundo, EEUU, Canadá y la Europa más rica, suele recibirlo contestando su integrismo doctrinal- se da cuenta que sólo las grandes masas del Tercer Mundo le reciben incondicionalmente, como una aparición de Dios en la tierra, como a una esperanza inédita. Les diga lo que les diga, los desheredados del último mundo caen de rodillas ante él, incluso materialmente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.