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Rocard, bajo control

Lluís Bassets

Michel Rocard, tras su nombramiento el pasado lunes, ha pasado toda la semana viajando varias veces al día desde la sede del primer ministro, el palacio de Matignon, en la Rive Gauche de Paris, hasta el palacio del Eliseo, en la otra orilla del Sena. El jueves batió el record de visitas al presidente de la República, tres en un sólo día. Mitterrand llevaba dos años con contactos muy rápidos y esporádicos con el anterior primer ministro Jacques Chirac, con quien había establecido un corto despacho de un cuarto de hora previo a la celebración del Consejo de Ministros.

Terminada la cohabitación y nombrado un primer ministro socialista, el presidente parece haber recuperado la iniciativa y las costumbres intervencionistas La presencia de numerosos amigos de Mitterrand en el Consejo de Ministros y la escasez y bajo rango de los rocardistas del nuevo Gobierno confirman el control presidencial sobre el primer Ejecutivo de su segundo mandato.

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Las reacciones de la derecha ante el nuevo Gobierno han sido, por lo general, negativas. Para Jacques Toubon, secretario general del partido neogaullista RPR (Asamblea para la Republica), se trata de "un Gobierno socialista puro y duro, sin apertura de ningún tipo, ni tan sólo hacia los amigos del primer ministro". Idéntica valoración han realizado los portavoces del Frente Nacional. Los centristas consideran que se trata de un paso atrás, después del nombramiento de Rocard.

Los centristas incorporados al nuevo Gobierno son muy escasos, se hallan a titulo individual y se habían añadido a la candidatura de Mitterrand entre las dos vueltas. La mayor apertura se traduce en las personalidades técnicas profesionales incorporadas, pero en ningún caso conforman un peso decisivo que compense la fuerte componente de inflexibilidad socialista y de fidelidad mitterandista. Según muchas voces, Rocard arranca atado de pies y manos a las maniobras tácticas de Mitterrand, de quien es en cierta forma el rehén.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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