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El abortado golpe contra Cerezo pretendía impedir el diálogo con la guerrilla

Antonio Caño

El abortado golpe militar del pasado miércoles en Guatemala contra el Gobierno constitucional de Vinicio Cerezo fue un intento de disuadir al presidente de continuar con su política de diálogo con la guerrilla, que en los últimos meses ha actuado con mayor violencia en distintas zonas del país, según la interpretación de fuentes oficiales y medios diplomáticos. Asimismo refleja el malestar entre algunos oficiales contra sus superiores y contra el Gobierno por lo que consideran escaso respaldo recibido en su lucha contra los grupos guerrilleros, que ha costado, según cifras oficiales, más de 20.000 muertos en 20 años.

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Aunque el Gobierno ha prometido intervenir con energía para desarticular toda la trama civil y militar que pueda encontrarse tras la intentona golpista, por el momento los jefes militares han arrojado su manto protector sobre los oficiales rebeldes, de los que sólo dos permanecen bajo arresto acusados de "un acto de indisciplina".El país vive desde el mediodía del miércoles en calma absoluta. Ningún signo del levantamiento es visible en la capital guatemalteca ni en sus alrededores. Ni la población ni los dirigentes políticos reflejan especial conmoción por esta acción de fuerza que pretendía acabar con la democracia 28 meses después de su restauración y devolver el Gobierno del país a manos de los militares, que detentaron el poder en Guatemala desde 1954.

El golpe se inició en la madrugada del miércoles, cuando fuerzas de las bases militares de Jutiapa y Retalhuleu, en el oriente y el sur del país, respectivamente, se trasladaron por carretera hacia la capital guatemalteca en número aproximado de un millar. Durante el recorrido se cruzaron con otras instalaciones militares que no intervinieron. A unos 20 kilómetros de la ciudad de Guatemala las fuerzas rebeldes fueron interceptadas alrededor de las ocho de la mañana por soldados de la Guardia de Honor y del batallón Mariscal Zabala, quienes convencieron a sus compañeros para que retrocediesen a sus bases sin disparar un sólo tiro.

Dos detenidos

Dos horas después el ministro de Defensa, general Héctor Gramajo, explicó en una conferencia de prensa que se habían producido "muestras de indisciplina" en dos de las 74 zonas y dependencias militares con las que cuenta el país. Como consecuencia de ello anunció la detención del coronel José Gustavo Cifuentes, de la base de Jutiapa, y el coronel Edgar Eugenio Mendez, de la de Retalhuleu. Ambas son bases muy importantes para el poderoso Ejército guatemalteco en su estrategia contra la guerrilla y ambas habían sido potenciadas y reforzadas últimamente. En Jutiapa se encuentra el mayor polvorín con que cuentan las fuerzas armadas y en Retalhuleu está la mas importante base aérea.Al jefe de la base de Jutiapa, coronel Arturo Getellá, se le considera oficialmente desvinculado de la intentona, y, en sus declaraciones hechas en la noche del miércoles, explicó que ninguno de los oficiales bajo sus órdenes se había levantado sino que, simplemente, habían "malinterpretado una orden". El frustrado golpe no ha sorprendido a nadie en Guatemala. El ambiente se estaba caldeando desde el mismo día en que Cerezo ganó las elecciones prometiendo una política de mayor preocupación social y de diálogo con los grupos guerrilleros. En los últimos meses los ruidos de sables habían subido de volumen por culpa de la crisis económica, el descontento popular y, sobre todo, por la aparición de un grupo que se autodenomina Oficiales de la Montaña y que pretende representar a los militares que combaten a la guerrilla.

Este grupo había distribuido varios panfletos en los que acusaba al Gobierno de haber abandonado a las tropas que se juegan su vida en los lugares más conflictivos del país y de haber propiciado negociaciones con la guerrilla que, en su opinión, sólo han servido para dar mayor moral a los insurgentes. Los gritos de este sector militar sonaron con estruendo cuando hace dos semanas regresó por dos días a Guatemala la luchadora por los derechos humanos Rigoberta Menchú, hija de uno de los muertos durante el sangriento asalto a la Embajada de España en 1980, y considerada por las fuerzas armadas como una portavoz de la guerrilla.

El ambiente golpista había sido alentado también en las últimas semanas por el anuncio por parte del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, de que Cerezo aceptaba una nueva ronda de negociaciones con la guerrilla. La primera, celebrada en Madrid en octubre pasado, acabó en fracaso. Los primeros contactos para esta segunda ronda habían sido ya mantenidos la pasada semana en San José por miembros de la Comisión Nacional de Reconciliación y de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Cerezo quiso el miércoles tomarse la situación con calma y acudió, como tenía previsto, a un almuerzo al Club de Rotarios de Guatemala, donde aseguró que mantendrá sus objetivos democratizadores y reformistas.

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