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KIO-Cartera Central, que controlan más del 25% del Banco Central, obstaculizan la fusión con Banesto

La posición de Cartera Central, contraria a la anunciada operación entre Banesto y el Banco, Central, puede hacer fracasar o retrasar el intento de fusión entre los dos primeros bancos privados españoles, que se encontraba en su recta final. El grupo Kuwait Investment Office (KIO), socio de Construcciones y Contratas en Cartera Central, se dispone a aflorar en esta sociedad un paquete adicional del orden del 13% del capital social del Central, lo que otorgaría a Cartera el control de más de un cuarto del capital del banco presidido por Alfonso Escámez. Todo parece indicar que ni Escámez al Mario Conde han valorado en toda su importancia el papel de Cartera Central con vistas a la eventual fusión entre ambas entidades.

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La situación era ayer extremadamente compleja. La reacción inmediata a la noticia de fusión es la voluntad de los socios de Cartera de explicitar su condición de accionistas mayoritarios del Central. La aparente sorpresa puede consistir en que Cartera Central pase a controlar de manera oficial cerca del 26% del capital del Banco Central. Dicha sorpresa, en todo caso, debería ser matizada. En la noche del miércoles, algún miembro del consejo de administración del Banco Central reconocía estar al tanto de este paquete adicional en manos de KIO. El interrogante que ha existido para aflorar este paquete reside desde hace muchos meses en el Banco de España.

Margen de maniobra

Para la autoridad monetaria, el problema no existe mientras no se plantee oficialmente, y, aunque hay que suponer que el banco emisor conoce la situación, éste cuenta con un reducido margen de maniobra. Un interrogante más verosimil consiste en que los socios españoles, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, los Albertos, deberán disponer de un capital inmediato del orden de los 25.000 millones de pesetas para hacerse cargo de la mitad más uno de ese paquete adicional del 13%, para seguir conservando la mayoría de Carteral Central.La solución podría venir en este caso a través de la venta de la Torre Piccaso, propiedad de Conycon, en la zona madrileña de Azca, un rascacielos que ha sido valorado por consultores independientes en más de 50.000 millones de pesetas a precios de mercado. En todo caso, por problemas de dinero no será. El grupo KIO no parece dispuesto a hacer de esa cuestión un obstáculo. El único temor de KIO es que el tema Escámez-Banco Central se convierta en un nuevo Escondrillas-Explosivos Río Tinto. El vicepresidente de la institución, Fouad Jaled Jaffar, estuvo el lunes, día 9, reunido con Carlos Solchaga, ministro de Economía y Hacienda, a quien dio seguridades en este sentido. Si el asunto se arregla con dinero, KIO estaría dispuesto a comprar el 100% del Banco Central.

El objetivo de KIO parece en este caso servir de mediador entre Alfonso Escámez y los Albertos, que de forma manifiesta no se entienden.

Pero obviamente no es solo dinero lo que se ventila en esta batalla. Existen muchos indicios de que un sector del Gobierno socialista ve con recelo el éxito de una operación de fusión que colocaría a Mario Conde, a dos años vista, como el número uno del mayor conglomerado financiero-empresarial de la historia de este país. Desde esta perspectiva, si la fusión Central-Hispano Americano fue bloqueada por la urgente intervención de Cartera Central, la fusión Central-Banesto podría serlo por la oposición soterrada del sector citado de la Administración.

Se aflore definitivamente este 13% adicional del Central en poder de KIO o quede de nuevo en la sombra hasta nuevo aviso, lo que está claro es que Cartera Central quiere seguir comprando centrales. El consejo de administración celebrado en la tarde del miércoles transcurrió, en contra de lo esperado, de forma relativamente apacible. Solo al final se encresparon los ánimos cuando Romualdo García Ambrosio, representante de Cartera Central, manifestó la voluntad de sus superiores de seguir comprando y pidió al consejo que facilitara a Cartera Central acciones de la autocartera del banco. Alfonso Escámez replicó que el banco no tiene autocartera, y finalmente el asunto quedó en manos de Epifanio Ridruejo, el segundo hombre de la entidad, para su estudio.

Una fuente de primera línea de Cartera Central relató ayer a este periódico la paradójica situación de los socios. "Nosotros estamos de convidados de piedra, ya que no sabemos nada de todo esto, ni por un lado ni por el otro. En el fondo, nuestra posición es muy buena, ya que periódicamente somos invitados a bodas que nosotros no hemos preparado y en las que, como accionistas mayoritarios, algo importante tendremos que decir. ¿Las fusiones? No son ni buenas, ni malas; dependen del trato que se nos quiera dar".

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