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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nuevos aires en Alemania

LOS RESULTADOS de las elecciones del domingo pasado en el land de Schleswig-Holstein, en el norte de la República Federal de Alemania, han causado sensación en Bonn y también en otras capitales. Se esperaba una subida del Partido Socialdemócrata (SPD), pero ésta ha sido tan espectacular que ha puesto fin de golpe a cuatro décadas de gobierno de la Unión Cristiana Democrática (CDU) en ese Estado. Los socialistas han pasado del 45,2% al -53,8%, obteniendo así la mayoría absoluta y 46 de los 74 diputados del Parlamento regional. En cuanto a la CDU, que obtuvo in 1983 el 49% de los votos y en septiembre pasado en torno al 45%, ha sufrido una verdadera catástrofe, quedando por debajo del 35%. Es cierto que la conducta inmoral del antiguo líder del CDU y jefe del Gobierno de Kiel Uwe Barschel -que se suicidó en Ginebra cuando sus maniobras fueron puestas al descubierto- creaba para este partido una situación particularmente delicada. Pero los electores no han votado sólo en función de circunstancias locales. Las urnas del Schleswig-Holstein indican que ciertos aires nuevos soplan en Alemania Occidental.Por la eficacia de su lucha contra la inflación, la RFA apareció como modelo del éxito de una política neoliberal, pero las medidas monetaristas no aseguran de por sí la solución de todos los problemas, y la situación económica de Alemania Occidental no es tan brillante como puede parecer. La política inmovilista del Gobierno de Kohl suscita un descontento creciente: ni estimula el crecimiento económico ni es capaz de resolver los problemas sociales, con una tasa de paro que se mantiene por encima de los dos, millones. El Gobierno de Kohl cuenta con una mayoría segura en el Parlamento, pero la estabilidad misma engendra apatía y parece apagar la capacidad de iniciativa. Todo ello provoca zonas de protesta y desacuerdo en el seno de la CDU y en el mundo empresarial, por no hablar de la oposición del SPD y de los sindicatos. En ese clima, lo ocurrido el domingo en Kiel tendrá repercusiones serias. En concreto, Kohl tendrá que prescindir de su ministro de finanzas, Stautenberg, que es presidente del partido en Schleswig-Holstein y que es objeto además de fuertes críticas por su política fiscal.Tampoco carecen de indicaciones relacionadas con la política exterior los resultados de Schleswig-Holstein, un land situado en la frontera misma con la República Democrática Alemana. Los votos alcanzados por el SPD ponen de manifiesto que se va perdiendo el temor entre las capas medias a una política exterior más centrada en el desarme y en la mejoría de las relaciones con el Este. Es un fenómeno que afecta a la población alemana en su conjunto y que se refleja incluso en la evolución de la CDU hacia una política más realista en cuanto al reconocimiento de la existencia de dos Estados alemanes. En ese orden, el fracaso en Kiel de algunos partidos de extrema derecha, que se presentaron atacando a la CDU por su abandono de posiciones revanchistas, es significativo. El miedo al Este, que ha sido una de las barreras del crecimiento de los socialistas, abanderados con la ostpolitik de Willy Brandt, está perdiendo fuerza. Ello puede contribuir a cambios sustanciales en la política alemana.

En cuanto a los temas económicos, el líder del SPD en Kiel, Bjorn Engholm, ha adoptado una posición próxima a la defendida por los sindicatos, pidiendo medidas más efectivas para combatir el paro, tales como la reducción de jornada sin disminución de salarios. El cansancio que produce el inmovilismo de Kohl incluso en sectores acostumbrados a votar a los conservadores les hace más receptivos a las propuestas socialistas, de mayor estímulo al desarrollo económico'. El SPD ha logrado ganar posiciones en Kiel entre las capas medias, y al mismo tiempo ha reducido al mínimo la influencia de Los Verdes asumiendo una serie de reivindicaciones ecológicas y feministas.

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