Reagan ha vivido su mandato como "un guión" de cine
, Ronald Reagan ha estado pasivo más de siete años, en las nubes, contemplando su presidencia como "un guión", escrito por otros, mientras su esposa, Nancy, dirigía la Casa Blanca, actuando como "presidenta en la sombra", en contacto directo con una astróloga de San Francisco. Éste es el devastador cuadro pintado por Donald Regan, ex jefe del gabinete presidencial, en su polémico libro For the record: from Wall Street to Washington, puesto a la venta ayer.
"Virtualmente, todo movimiento importante y decisión que han tomado los Reagan durante mi tiempo en la Casa Blanca", escribe en el libro Donald Regan, que fue la mano derecha del presidente durante dos años, 'fueron consultados de antemano y aprobados por una mujer en San Francisco, que hacía horóscopos para asegurarse que los planetas estaban favorablemente alineados".La astróloga -según la revista Time, que ha pagado 125.000 dólares por los derechos de publicación, esta semana, de extractos de la obra- es Joan Quigley, una mujer de la alta sociedad de San Francisco, a la que Nancy le pedía también que le leyera la carta astral de Mijail Gorbachov. Los Reagan han reaccionado con irritación ante las revelaciones de su ex confidente, irlandés también como el presidente y millonario, y la Casa Blanca dijo ayer que "el carácter vengativo y la revancha no son cualidades admirables y no merecen ser comentadas. El intento de Donald Regan de difamar a la primera dama en el día de la Madre (fue el domingo), ciertamente, se sitúan en esa categoría".
Mantuvo mudo a su marido
Regan fue destituido de su cargo por las presiones de Nancy, como chivo expiatorio de la inacción de la Casa Blanca y del presidente nada más estallar el escándalo Irangate. Ahora, en el libro, Donald Regan, que hizo su fortuna en Wall Street y fue secretario del Tesoro durante cuatro años, se defiende diciendo que la mujer del presidente, tras consultar a la astróloga, mantuvo mudo a su marido durante unas semanas claves. "El presidente no va a hablar con la Prensa, mi amiga me ha dicho que no es el momento adecuado", le dijo Nancy al jefe del gabinete presidencial.
Donald Regan revela que tenía un calendario astrológico en su despacho, con los días buenos en verde, los malos en rojo y los inciertos en amarillo. El libro, por el que la editorial ha pagado un millón de dólares que el autor dará a obras de caridad, revela también que Nancy intentaba siempre evitar incluir en los discursos del presidente el tema del aborto, al que se opone el presidente. "Me importan un pimiento esos defensores de la vida".
"La señora Reagan", escribe Donald Regan, "se consideraba como el alter ego del presidente, no sólo conyugal, sino en las dimensiones políticas y oficiales, como si el cargo para el que su marido había sido elegido por el pueblo, de alguna forma, cayera en la categoría de bienes terrenales cubiertos por el contrato matrimonial".
La astróloga de San Francisco fue consultada sobre todos los detalles de la primera cumbre del presidente con Gorbachov, en Ginebra en noviembre de 1985. En una de las cenas de la cumbre, Raisa Gorbachov le dio una lección de marxismo leninismo a Reagan, y cuando los rusos se fueron Nancy comentó: "¿Quién se ha creído que es esa dama?". Aunque Nancy es el objetivo confesado del libro, Ronald no sale bien parado. Todas las mañanas llega al despacho oval, a las nueve, y lo primero que hace es abrir un cajón y sacar bellotas de una bolsa de plástico -que recoge durante los fines de semana en Camp David- y dar de comer a las ardillas que le esperan fuera del despacho, en el jardín. El presidente -cuenta Donald Regan- sólo hace lo que le dicen sus asesores. "Era rara la reunión en la que tomara una decisión o diera órdenes. En mis cuatro años como secretario del Tesoro nunca vi al presidente a solas y nunca discutí con él la filosofía económica o las políticas monetaria o fiscal. El presidente nunca me dijo lo que creía o lo que quería conseguir en el campo económico. Reagan estaba contento con ejercer los poderes simbólicos del cargo". Donald Regan describe al presidente como a un actor que "veía su jornada como un guión de rodaje, en el que los caracteres iban y venían, las escenas se preparaban y se actuaba y el argumento avanzaba día a día, y no siempre en orden". Donald Regan defendió ayer su historia y negó que se trate de una venganza o una traición. "Es la verdad, es el recuerdo histórico", dijo.
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