Una elección académica con espíritu de renovación
El ingeniero de caminos José Antonio Fernández Ordóñez, de 55 años, fue elegido el pasado martes miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Catedrático de Estética de la Ingeniería en la escuela de Caminos, Canales y Puertos de la universidad de Madrid, su incorporación a las tareas académicas es subrayada como una apertura de Bellas Artes a campos donde se relacionan íntimamente el arte y la técnica. El nuevo académico fue propuesto por el escritor Jesús Aguirre, duque de Alba; el musicólogo Federico Sopeña, y el arquitecto José María García de Paredes.
La elección de José Antonio Fernández Ordóñez en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando supone un paso importante en la línea renovadora que ha emprendido en los últimos tiempos esta venerable institución. En primer lugar, porque es imprescindible que la ingeniería siga representada en la más alta corporación artística, cuando ya todo el mundo habla del valor patrimonial de las obras públicas y, en segundo, por la propia personalidad y méritos del nuevo académico, cuyas inquietudes culturales y artísticas han corrido siempre parejas a sus notables éxitos profesionales como ingeniero. En este sentido, la presencia de Fernández Ordóñez en el ámbito académico está en la misma línea de la de ese otro notable ingeniero y humanista que fue Fernández Casado.Las realizaciones en ingeniería civil de Fernández Ordóñez han sido, desde luego, muy relevantes y abarcan un amplio espectro de actuaciones en los campos más diversos, Es cierto que ha cimentado su prestigio como constructor de puentes, especialidad en que ha sido reconocido internacionalmente, pero no hay que olvidar otras actuaciones extraordinariamente relevantes en el campo urbanístico -avenida de la Ilustración en Madrid, proyecto de reforma de la bahía de Santander y, más recientemente, siendo uno de los autores del proyecto ganador en el concurso internacional convocado por la Expo 92 de Sevilla-, además de haber realizado significativas aportaciones en el terreno del estudio y conservación de nuestro patrimonio histórico de obras públicas.
Amante apasionado y sensible de las artes, J. A. Fernández Ordóñez fue el promotor y realizador del célebre Museo de Escultura al Aire Libre del paseo de la Castellana de Madrid, donde se exhiben piezas de nuestros mejores escultores y, entre ellas, la titulada Lugar de encuentros III, de Eduardo Chillida, que tantos problemas ocasionó a las autoridades municipales del franquismo. En aquella lucha, J. A. Fernández Ordóñez demostró su incansable espíritu combativo en favor de las empresas culturales, como asimismo lo hizo de forma intensa y brillante durante su etapa como presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, en la que promovió exposiciones y publicaciones de gran interés, que sensibilizaron a la opinión pública sobre un tema hasta entonces muy poco apreciado. Esta labor le hizo acreedor de la concesión de la Medalla de Oro de dicha institución.
Obras públicas
Catedrático de Historia y Estética de la Ingeniería en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Complutense, Fernández Ordóñez ha publicado importantes libros sobre esta especialidad, entre los que destaca la excelente monografía dedicada a Eugéne Freyssenet, el gran ingeniero francés, inventor de la construcción de puentes mediante el sistema de pretensado, sin olvidarnos de sus diversos estudios y catalogaciones de nuestro patrimonio histórico de obras públicas, así como del legado español en este campo en América. Pero, con ser mucho lo realizado directamente por él en el terreno de la investigación histórica, apenas se puede comparar con lo que, a través de él, gracias a su estímulo y ayuda generosos, ha logrado que otros llevaran a cabo.
En realidad, es un caso excepcional de curiosidad intelectual, espíritu creador y fervoroso entusiasmo, al que no le arredran ni los obstáculos ni las frustraciones, con las que se tiene necesariamente que enfrentar quien desea realizar grandes obras. Así lo pone de manifiesto su último gran proyecto: la realización de una esfera armilar de tamaño colosal como monumento emblemático de la Expo 92 de Sevilla, un ejemplo más de cómo armonizan en él lo técnico, lo artístico y lo humanístico. Amigo de artistas y artista él mismo, estoy seguro que su labor como académico será fecunda y renovadora.
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