Aprendizaje
Películas como La gran comedia, largometraje realizado por Juan Pinzás por su cuenta y riesgo, y estrenado casi clandestinamente en Madrid, ponen de manifiesto la dificultad -por no decir la imposibilidad- que entre nosotros tiene el complejo, caro y delicado aprendizaje del oficio del cine.Se trata de la primera obra de su autor, realizada con los mínimos avales profesionales que requiere una película elaborada en formatos industriales y destinada a la exhibición comercial. De ahí proviene el riesgo que conlleva una película de estas características con tales prenfisas de fabricación. El entusiasmo con que ha sido realizada se estrella contra la falta de experiencia de sus autores, que han de partir casi de la nada para intentar conseguir ese algo que se proponen, cosa difícil., por no decir imposible.
La gran comedia
Dirección, guión y producción: Juan Pinzás. España 1986. Intérpretes: Juan Pinzás, Rosalía Dans, José Luis López Vázquez, Luis Escobar. Estreno en Madrid: cine Picasso.
La realización de una comedia requiere, en mayor medida, que otros modelos genéricos, una gran soltura de oficio, inimaginable sin un intenso aprendizaje. La gran comedia hace agua por ahí, por el lado de la soltura: es un filme agarrotado y sumamente inexperto, en el que no faltan ideas, pero si los canales necesarios para materializarlas en la pantalla.
Hay un par de escenas (sobre todo las de la escaramuza erótica del protagonista con la secretaria de su empresa), donde se intuye que quienes han hecho el filme conocen sobre el papel lo que se proponen. Pero, en este tipo de películas, del dicho al hecho hay una distancia insalvable si no se cuenta con armas afiladas por el oficio y estas aquí brillan por su ausencia. No podia ser de otrea manera.
La dirección de actores es torpe, el desarrollo de las escenas balbuciente: todo se queda en un saber lo que se quiere, combinado con un desconocimiento de cómo hacerlo visualmente posible y creible.
Hay en el filme ganas, pero estas naufragan en la falta de pericia para transmitirlas. Y La gran comedia se queda en un proyecto de filme, en cine meramente intencional, no real.
Babelia
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