Las dificultades presupuestarias de la OMS provocan retrasos en la aplicación de programas importantes
, Las restricciones presupuestarias que han recaído sobre la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1986 y 1987 han provocado dramáticos retrasos en la aplicación de programas importantes, según ha denunciado el danés Halfdan Mahler, director general de la OMS, en su informe a la Asamblea Mundial de la Salud, que se inauguró ayer en Ginebra. Mahler cederá el puesto de director general tras 13 años en este cargo al japonés Hirosi Nakajima, que será ratificado por la asamblea el próximo día 4. El español Carlos Hernández Gil, ex subsecretario de Sanidad, fue elegido ayer vicepresidente de la asamblea.
Participan en la 41ª Asamblea Mundial de la Salud 1.200 delegados representantes de 166 Estados miembros de la OMS. Hasta el próximo día 13 estudiarán los programas impulsados por este organismo, bajo el lema Salud para todos.Carlos Hernández Gil, subsecretario de Sanidad hasta hace un mes, manifestó ayer su satisfacción desde Ginebra y dijo que su elección como vicepresidente segundo de la Asamblea puede ser el comienzo del camino para ser miembro del comité ejecutivo de la OMS. Es la primera vez que un representante español ocupa una vicepresidencia de la Asamblea Mundial de la Salud.
Mahler evoca en la introducción de su informe los orígenes de la pésima crisis financiera en la que está sumida la OMS. Denuncia que la paridad entre el dólar y el franco suizo vigente para el presupuesto de 1986-1987 era de 2,50, mientras ahora ha descendido sustancialmente (menos de 1,0 francos suizos por cada dólar en abril de 1988).
Si los países industriales europeos han adoptado un plan de 38 puntos como parte de la estrategia europea de la salud para todos, los países en desarrollo han padecido por muchas razones restricciones presupuestarias de la OMS. Otros han perdido confianza en la organización, prosigue Malher, en particular aquellos que han sido tocados directamente por ciertas medidas draconianas impuestas por la falta de recursos, en particular la reducción de cantidades asignadas a ciertos Estados miembros y una reducción de las actividades del plan mundial.
El director general de la OMS explica que las restricciones han empezado a aplicarse paradójicamente en las partidas destinadas a racionalizar la financiación de la salud, "prolongando así en el mundo entero el despilfarro de los recursos en los sistemas de salud". Mahler dice que ha fracasado el intento de reducir el apoyo proporcionado a los países en desarrollo en la lucha contra las enfermedades como el paludismo, la tuberculosis, la lepra y la rabia. Pone también otro ejemplo: mientras la OMS ha introducido nuevos y eficaces métodos contra la enfermedad del sueño, una parasitosis que amenaza constantemente a 50 millones de personas del África subsahariana, las restricciones han retrasado su aplicación.
Agua potable
Al mismo tiempo, el cumplimiento de los objetivos del decenio internacional del agua potable y sana ha quedado en entredicho entre quienes preveían que todos los países del mundo dispusieran de agua saneada en 1990.
El esfuerzo realizado en materia de vacunación para todos los niños del mundo de aquí a 1990 está puesto en entredicho igual mente. La reducción de las partidas presupuestarias ha pesado fuertemente sobre el programa de vacunación establecido por la OMS, escribe Malher.
Afortunadamente, fondos extraordinarios han permitido proseguir el programa relativo a las enfermedades diarreicas. Mahler espera que las infecciones respiratorias agudas y la desnutrición infantil podrán ser combatidas gracias a la utilización prudente de estos recursos extrapresupuestarios. El director general menciona también los efectos de las restricciones presupuestarias sobre la ayuda a los Estados miembros en la lucha contra el SIDA o contra el abuso de las drogas. "La evaluación mundial de la estrategia ha revelado que son los países desarrollados los que más se han aprovechado del nuevo modelo de salud aplicado a los países subdesarrollados".
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