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Reportaje:

Bangladesh, tierra destruida

Las elecciones no han resuelto nada en un país dominado por la miseria y la represión

Las elecciones celebradas el pasado mes de marzo en Bangladesh, boicoteadas por casi toda la oposición y que supusieron el triunfo del partido hasta ahora en el poder, el Jatiya Sangsad (que obtuvo las cinco sextas partes de los escaños en disputa), han hecho que se alcen voces desde toda la oposición contra el Gobierno del general Mohamed Hosain Ershad. Los resultados de los comicios agravan la situación de esta pequeña y paupérrima nación, nacida en 1971 de la separación traumática de Pakistán y dominada por una oligarquía que anclada en sus privilegios trata de impedir la creación de un Estado auténticamente democrático. Con trágico humor, muchos de sus habitantes lo conocen ya como Bangadesh (tierra destruida).

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A nivel internacional, Bangladesh se configura como una democracia socialista y popular integrada dentro de los países no alineados y miembro de la Commonwealth. Sin embargo, desde el prisma de la realidad política puede decirse que la influencia de Estados Unidos en este pequeño país es considerable. Así lo afirman los principales líderes de la oposición, entre los que destaca Abdur Razak, líder del partido Baksal, de tendencia comunista, quien afirma que gracias al apoyo de Estados Unido triunfó el golpe de Estado que permitió a Ershad hacerse con el poder. "Son ellos, en gran medida", continúa Razak, "los responsables de la caótica situación en la que se encuentra Bangladesh.Sin embargo, no todos los partidos de la oposición ven de forma negativa la influencia de Estados Unidos. Sheik Hasina líder de la liga Awami, principal partido dentro de la oposición, asegura que "la principal ayuda económica al país proviene de los norteamericanos, y sería estúpido por nuestra parte rechazar esa ayuda". "Lo que ocurre" continúa Sheik Hasina, "es que ese dinero no se emplea para lo que está destinado, sino que es utilizado por el general Ershad y su Gobierno en su propio beneficio y para apoyar sus negocios personales de tráfico de drogas y armamento".

La situación política del país se agrava con los problemas económicos y sociales y las desgracias naturales, como los tifones. "Es difícil organizar una política económica coherente", afirma un funcionario que no quiere que su nombre sea revelado, "en un país en donde la corrupción está a la orden del día y los niveles de pobreza se sitúan en unos límites desmesurados". En efecto, más del 80% de la población vive por debajo de los niveles de pobreza, y tan sólo el 5% tiene acceso a los bienes de consumo.

El general Ershad, en unas declaraciones efectuadas poco antes de las elecciones, negaba toda responsabilidad sobre la situación económica del país y acusaba a la oposición política y a los movimientos islámicos de corte integrista de ser los causantes, con su política del hartal (huelga general), de la actual bancarrota del país.

La democracia imposible

La agricultura, base de la precaria economía de Bangladesh, consiste principalmente en el cultivo del yute y el algodón. Y es que, como dice Sheik Hasina, "el yute y el algodón no son alimentos, y el dinero que se obtiene con su exportación no revierte en la población más afectada, sino que se emplea en los intereses particulares de los terratenientes y los miembros del Gobierno".En los últimos años del Gobierno del general Ershad, la problemática social ha experimentado un agravamiento espectacular. El consumo y tráfico de drogas, en la juventud se da cada vez con mayor frecuencia, con la consecuencia lógica del aumento de la delincuencia, a la vez que la minoría universitaria ve con desesperación cómo una a una se van cerrando las universidades del país como medida de represión.

Los analistas políticos han coincidido en observar cómo esta serie de factores han dado lugar a la aparición en pequeñas áreas del país de una guerrilla de tendencia comunista desligada del partido Baksal.

Estos mismos observadores afirman que la victoria del partido Jatiya Sangsad no va a hacer otra cosa que producir un aumento de la violencia política y un fortalecimiento del apoyo popular a dicha guerrilla.

Desde todos los foros internacionales se ha hecho un llamamiento para la vuelta de la democracia a Bangladesh, pero, como dice Begum Jaleda Zia, lider del partido nacionalista de Bangladesh (partido minoritario de la oposición), "eso es difícil en una nación donde el poder judicial es elegido directamente por el poder ejecutivo y la práctica totalidad de los medios de comunicación pertenecen al Estado, estando los privados sometidos a una fuerte censura previa".

El Gobierno responde a las acusaciones de que no es democrático afirmando que "el proceso democratizador se ve entorpecido por la oposición y por las rencillas entre las tribus. Es necesario instaurar un Gobierno fuerte que con la ayuda del Ejército logre crear un Estado democrático".

Todos los observadores políticos coinciden en señalar la importancia que han tenido estas elecciones, y dicen que han quitado la legitimidad al Gobierno de Ershad. En los comicios de 1986, el partido gubernamental ganó, a pesar de las acusaciones de pucherazo de la oposición. En los del 3 de marzo, la victoria del Jatiya Sangsad se produjo entre el boicoteo de los grupos de oposición y con una abstención, según la oposición, de más del 70%. La violencia marcó también la convocatoria a las urnas.

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