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LA CARRERA HACIA EL SUELO

Miterrand intenta seducir a los democristianos

Lluís Bassets

, La campaña electoral de François Mitterrand se define, justo a la semana de la elección presidencial del 8 de mayo, por una única palabra: rassemblement. Su significado en francés es reunión o asamblea, pero también recolección, unión y acción de juntar. El socialismo de Mitterrand, abierto a una política centrista, está bien lejos ya de la ruptura con el capitalismo y se ha convertido en una ideología de unidad para los franceses, en un "socialismo de rassemblement". El viernes por la noche, en Lille, en su primer mitin de la campaña para la segunda vuelta, Mitterrand se dedicó especialmente a seducir al electorado democristiano.

El presidente recordó para ello las enseñanzas de Jesucristo como raíces de las ideas socialistas sobre la igualdad y la fraternidad.El debate cara a cara de¡ pasado jueves con Jacques Chirac, en el que Mitterrand, el titular e la presidencia, como sucede con los campeones de boxeo, era quien tenía más que perder, ha sido superado con la reafirmación de la imagen del presidente, que acomete ahora la recta final asentando su electorado propio a través de la afirmación de sus orígenes socialistas, y abriendo los brazos al electorado ajeno,centrista principalmente, pero también de otros bordos, inclui.dos los votantes del Frente Nacional.

"Ellos -los electores del Frente Nacional- sufren por la sociedad, pero en realidad sufren por ellos mismos", dijo Mitterrand en un esfuerzo de comprensión del malestar social que se halla en la raíz del voto lepenista. Pero añadió: "¿Cuántos de estos votantes temen por Francia porque en realidad temen por ellos mismos? Intransigentes en la ideología, debemos entender el malestar social. Hace falta actuar en sentido contrario a cierta derecha que es complaciente respecto a la ideología y dura de oído respecto a la demanda social".

La segunda vuelta de las presidenciales ha sido siempre precisamente el momento del rassemblement, en que cada candidato intenta convertir su programa en el aglutinador de una mayoría presidencial. En esta fase, sólo una derrota dialéctica en el cara a cara con Chirac o un enorme resbalón capaz de empañar su imagen podía descabalgar al caballo favorito. Ninguno de los dos casos se ha hecho realidad.

Ventajas en los sondeos

El ultimísimo sondeo, posterior ya al debate televisivo, da como vencedor a Mitterrand con el 55%, frente al 45% de Chirac. Por tanto, el unitarismo de Mitterrand es simultáneamente idea política -el centro-izquierda y técnica electoral -recolección de votos hasta alcanzar la mayoría-. De ahí que el presidente resumiera ayer todo su programa en una única frase que engloba ambos conceptos: "Rechazamos las exclusiones, incluida la exclusión de nuestros adversarios de la vigilia".

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El tema del rechazo a las exclusiones, que le sirvió para com batir el racismo, la marginación social, la discriminación de la mujer o la política conservadora en Nueva Caledonia, adquiere así, en labios de Mitterrand, el carácter de un exorcismo en favor de la alianza política que debe romper a la derecha francesa y permitir la creación de una nueva mayoría entre socialistas y centristas.

"Yo no creo en esta derecha al 51%", dijo, en referencia al curioso cálculo realizado por Charles Pasqua, el activo ministro del Interior de Chirac, que ha sido capaz de sumar los votos obtenidos por Le Pen, Chirac y Raymond Barre. Mitterrand rechazó enérgicamente la idea de Pasqua de que, "sobre lo esencial, el Frente Nacional reivindica los mismos valores que la mayoría". El ministro chiraquista cifró estos valores en "la grandeza de Francia, el amor a la patria y el sentido de la familia". Mitterrand se encargó precisamente en Lille de mostrar que, hay una lectura democrática y republicana de estos tres temas tan enraizados en una parte importante del electorado francés.

El mitin de Lille, que marcó el desembarco de Mitterrand ya de lleno en el centro, tuvo el subrayado imaginario del debate televisivo de la víspera. Mitterrand en Lille y Chirac en París, completaron sus intervenciones ante las cámaras, siguiendo su duelo singular a distancia.

El presidente se dedicó a defender los mecanismos de solidaridad, principalmente la seguridad social, frente a los intentos de montar una asistencia a dos velocidades, y se extendió en la situación de Nueva Caledonia, el territorio ultramarino conocido en Francia como "le caillou" ("el guijarro"), y que se ha convertido en los últimos días en una auténtica piedra en el zapato del Gobierno conservador.

Regreso de 30 años

Mitterrand aseguré que con Chirac "se ha regresado a la situación de hace 30 años, con un sistema colonial despreciable, ridículo y culpable". El presidente atacó duramente a los autores de violencias contra los gendarmes franceses, pero exigió "el desarme de todas las milicias".

[La Marina de Guerra francesa bombardeó ayer reductos de los rebeldes canacos separatistas en Nueva Caledonia, en una acción sin precedentes en la colonia, informa Efe. Según fuentes oficiales en Numea, cuando un pelotón de gendarmes que viajaba a bordo del patrullero La moqueuse desembarcó en la localidad de Puebo, en el sudeste de Nueva Caledonia, se produjo un tiroteo que fue apoyado desde el buque, sin que se registraran heridos. En París, según Reuter, un portavoz del movimiento independentista acusó ayer a la Marina francesa de "declarar la guerra al pueblo canaco"].

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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