Huelga de la enseñanza

No quisiera entrar a discutir la justicia de las reivindicaciones de los profesores de EGB y BUP, en las cuales, como ocurre siempre, tendrán una parte de razón y otra no, pero quiero tratar el modo de manifestarlas.La huelga nació como arma de los obreros para forzar a los patronos a conceder mejores condiciones de trabajo o de salario. Cuando paraba una fábrica, el patrono perdía unos días de producción y, ante sus intereses dañados, se veía en el trance de ceder a algunas de las demandas de los obreros. En esta confrontación no había otros actores que los directamente interesados, y eran los únicos que sufrían los pejuicios que pudieran derivarse de la situación.

Pero el caso de los profesores es completamente distinto: quienes sufren las consecuencias directas de la huelga son los alumnos, chicos y chicas entre seis y 18 años a los que se les ponen las cosas más difíciles todavía. Como si no tuvieran chica preocupación con unos programas recargadísimos y excesivamente orientados hacia la continuación de los estudios en la Universidad, ahora se encuentran con unos días en blanco, cuando se les acercan los exámenes. Nadie duda de que los profesores harán un esfuerzo por recuperar el tiempo perdido cuando acabe la huelga, pero la duda aparece al querer valorar la capacidad del alumno medio para recuperar, a marchas forzadas, esos días perdidos.

Y si las víctimas de esta huelga son los alumnos, cogidos entre las pinzas que forman las posturas del ministerio y de los profesores, ante semejante situación, éstos últimos tendrían la obligación de buscar fórmulas menos drásticas para expresar sus demandas, por muy convencidos que estén de que la justicia está de su parte.- .