Raúl Manglapus: "Podemos llegar a un acuerdo satisfactorio con EE UU sobre las bases militares"
El ministro de Exteriores de Filipinas es partidario de la legalización del partido comunista en su país
"Creo que podemos llegar a un acuerdo satisfactorio en la negociación para renovar el tratado de las bases militares estadounidenses en Filipinas, aunque todavía no está muy claro" dijo en una entrevista concedida a EL PAÍS el ministro filipino de Asuntos Exteriores, Raúl Manglapus, en Tokio, durante una visita oficial de seis días. El jefe de la diplomacia filipina se entrevistó con el primer ministro de Japón, el liberal Noboru Takeshita, y con el ministro de Asuntos Exteriores, Sosuke Uno, con el objetivo de estimular las relaciones entre los dos países asiáticos.
El Gobierno de la presidenta Corazón Cory Aquino se enfrenta al reto de renovar o rechazar el tratado bilateral filipino-estadounidense sobre las bases militares instaladas en Subic (naval) y Clark (aérea), consideradas estratégicamente vitales por los analistas del Pentágono. El acuerdo vigente -negociado en época de la dictadura de Ferdinand Marcos- concluye en 1991. Las conversaciones empezaron en Manila el pasado 5 de este mes, baja la dirección de Manglapus y por parte norteamericana del embajador Nicholas Platt.Pregunta. ¿A qué nivel se encuentra la negociación?
Respuesta. Hay muchos puntos delicados que aún tienen que resolverse, como es el relativo a la eventual presencia de armas nucleares en las bases, prohibida por nuestra Constitución.
P. ¿Puede ser un obstáculo invencible para llegar a un acuerdo?
R. Hay una cláusula en la Constitución que puede ser interpretada de varias formas, pero dependerá de la resolución a que llegue nuestro departamento de Justicia, en función de los intereses nacionales. Una interpretación liberal de esta cláusula podría llevarnos a lo que en Filipinas Vamamos ya !a fórmula española
[presencia de armas atómicas, sólo en caso de crisis y con acuerdo del Gobierno], lograda en el nuevo tratado de defensa España-EE UU.
Compensación económica
P. ¿Cuál es la petición filipina sobre compensación económica?
R. Esotro aspecto muy importante, aún por resolver. Actualmente Filipinas recibe básicamente unos 180 millones de dólares anuales (20.p0o millones de pesetas), cifra totalmente inadecuada, inclusopara estos dos últimos años que quedan, hasta 1991, de vigencia para el actual acuerdo. Yo trato de poner la situación de estas bases en un contexto histórico, no sólo el de que
las bases existen desde 1947 (momento de la independencia de Filipinas), sino que están, en realidad, desde 1898, cuando los norteamericanos acabaron con la colonización española y comenzó su presencia en el país.
P. Cuando usted intentó dar un contexto global a este tema dentro de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) no encontró gran eco a sus propuestas.
R. Así es. Sólo Singapur, entre los países de la ASEAN, apoya el concepto global, aunque tampoco especifica cuál es la participación en la responsabilidad política que corresponde a carta bases, cosaque para nosotros; es muy importante, porque Filipinas es el único anfitrión de
las bases militares norteamericanas en el sureste asiático, en contraste con la situación en Europa, donde España, Portugal, Grecia o Turquía participan en la responsabilidad común de la defensa. Nosotros estamos solos, y por esto la compensación de EE UU debe ser equivalente a esta realidad político-militar.
P. Los soviéticos, en la reciente visita a Manila del vicemiaistro de Asuntos Exteriores, Igor Rogachev, afirmaron estar dispuestos a hacer concesiones en el área, si Filipinas cancelaba los acuerdos militares con EE UU. ¿Lo cree usted factible?
R. Bueno, no era exactamente así. Gorbachov, lo que dijo es que si EE UU diera un paso para reducir sus fuerzas en la zona, ello tendría una respuesta equivalente por parte de la Unión Soviética.
[La URSS tiene bases militares en Vietnam].
P. Regresa usted de China, donde ha acompañado a la presidenta Aquino en una visita oficial. ¿Cuál es la postura de Pekín en el asunto de las bases y, también, en el conflicto sobre la soberanía de las islas Spratty?
R. China no ha expresado ninguna posición oficial sobre el asunto de las bases. En relación con las islas Spratty -contencioso entre China y Vietnam-en el mar del sur de China, Pekín nos presentó su argumento histórico sobre lo que ellos llaman la isla Nanchua.Nosotros presentamos nuestra posición de que no reclamamos todo el archipiélago, sino solamente el grupo de Kalayank,donde Filipinas tiene un municipio y unidades de nuestras fuerzas armadas.
P. Si se renueve el acuerdo de las bases, como parece probable, se resolverá un tema a nivel de Gobiernos, pero no a escala de política interna filipina, donde hay que contar con una guerrilla comunista que en el futuro podría incluir en sus ataques objetivos norteamericanos.
R. Es evidente que sin las bases seríamos más estables, por lo menos políticamente. Yo estoy de acuerdo con esta opinión. Por eso EE UU tiene que reconocer la realidad en estos puntos y no sólo tratarlo desde una óptica de que esto es un gran tratado amistoso para la, defensa mutua entre Filipinas y EE UU y tener en cuenta que es un tema político muy delicado para nosotros.
P. Cuando fue elegido senador, en mayo de 1987, usted se declaró partidario de reconocer al partido comunista. ¿Mantiene hoy esta posición?
R. Naturalmente que la mantengo, como posición política, pero la existencia de la rebelión comunista, con su guerrilla, no contribuye a buscar una alternativa que permita soluciones políticas para un diálogo democrático. Pero yo sigo sosteniendo que esto debe ser parte de una fórmula para estabilizar Filipinas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.